La historia de María del Rosario Otero Vieites ha causado conmoción, cuando hallaron su cuerpo en un edificio de alquileres en Culleredo, a las afueras de A Coruña tras cinco años de su fallecimiento.
Nadie notó la ausencia de Rosario, su única amistad sólida era la que mantenía con su madre, Jesusa, que falleció a finales de 2011.
Después de ese día los vecinos dejaron de ver a Rosario, el único contacto que tenían con ella era un escaso saludo. En el edificio hay 130 inquilinos.
El pasado 03 de julio a la una de la tarde los funcionarios de la Guardia Civil ingresaron el piso donde vivía Rosario y hallaron su cuerpo momificado en el suelo, estaba entre el pasillo y la cocina.
Los vecinos estudiaron la correspondencia que tenía en el buzón y presumen que murió hace cuatro años, una de sus vecinas, presentó una denuncia por la desaparición de Rosario ese día y declaró que está casi segura de que falleció a principios del 2012 tras la pérdida de su progenitora.
Rosario seguía pagando hasta hace poco, a través de una domiciliación en la cuenta bancaria de su madre la renta de su vivienda que costaba 400 euros mensuales, aunque el arrendador no ha confirmado la información. Mientras que los servicios de agua y luz estaban suspendidos por impago.
Actualmente Rosario tendría 56 años, la investigación de los organismos pertinentes determinará la edad que tenía cuando murió. De acuerdo al primer informe de la autopsia el fallecimiento se produjo por causas naturales.
¿Cómo fue posible que un cuerpo sin vida pasara desapercibido?
Fernando Serrulla, antropólogo forense del Imelga trabaja en la identificación de 123 cuerpos de soldados en el cementerio de Darwin como parte de un proyecto promovido por el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El experto declaró que el procedimiento de momificación natural “suele oler, pero menos, y si el cadáver está en una habitación cerrada es raro que expenda algún olor”.
El procedimiento puede durar entre uno y doce meses dependiendo de las condiciones ambientales y del cuerpo. Cuando termina, el cuerpo se vuelve quebradizo y su peso es mínimo porque pierde todo el líquido.
“Esto se produce en un ambiente seco, lo más importante es la velocidad con la que se da la deshidratación que impide que se inicie la putrefacción, aunque la constitución de la persona y la causa de la muerte también influyen”.
El forense también acotó que los cuerpos de las personas delgadas con poca grasa corporal suelen momificarse en la mayoría de los casos.
“Mientras que en las personas obesas, la grasa se pudre antes de llegar a deshidratarse”.
Las causas de la muerte que producen deshidratación como hemorragias, diarreas, o golpes de calor producen momificaciones.
Lo que pasó con Rosario es más común de lo que parece, muchos españoles viven sin compañía, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística hay 4,63 millones de hogares habitados por una sola persona. Eso representa una de cada cuatro viviendas.
Más del 41% de estas personas que viven solas tienen más de 65 años.
El aspecto de los cristales de las ventanas de la vivienda de Rosario era un indicador de que allí pasaba algo extraño, según declaraciones de una vecina, cuando ella y su madre vivían todo lucía impecable.
Emilia, la vecina que alertó de la situación a la Guardia Civil, comentó que había querido avisarles hace algún tiempo pero cayó enferma.
Pero el domingo, 2 de julio, salió a pasear a sus dos perras como de costumbre y se encontró con algunos vecinos en el jardín, salió el tema de Rosario y su misteriosa desaparición.
Su coche, un Peugeot 206, estaba cubierto de polvo en la plaza 104 del edificio, su buzón estaba repleto de correspondencia así que la conserje lo vaciaba periódicamente después de que Emilia le advirtiera que algo raro sucedía.
No había ninguna ventana abierta, esto impidió que entraras moscas a contribuir con el proceso de putrefacción del cuerpo de Rosario y también que sus vecinos pudieran percibir algún olor.
Había vecinos que no sabían que el coche abandonado, el buzón repleto y las ventanas sin limpiar pertenecían a la misma persona. Otros sí sospechaban que había pasado algo, e incluso se acercaron varias veces a la puerta del apartamento pero no notaron nada extraño.
Presumían que tras la muerte de su madre ella se había mudado, de su vida personal solamente se conoce que se divorció hace años y que no estaba trabajando. Sufrió una fuerte depresión tras perder a su mamá.
“Sabíamos que algo le había pasado. Teníamos la certeza, pero no sabíamos si había muerto en casa, si se había suicidado en un acantilado…Lo que nos desconcertaba era que nunca notamos mal olor por la descomposición del cadáver”.
Es que el olor de un cuerpo descompuesto logra desprenderse por las tuberías, por los huecos de ventilación de los baños, por debajo de las puertas y hasta los enchufes. Pero en este caso esto no sucedió.
Emilia dijo: “Es muy triste, muy inhumano”, tras el hallazgo del cuerpo de Rosario en medio del desconcierto de los vecinos de un edificio que no se conocían.
Cuando transcurrieron tres días después de que la Guardia Civil encontró el cuerpo, el Ayuntamiento se encargó de incinerar los restos porque nadie había ido a reclamarlos.
Es importante tener contacto con nuestros vecinos, son la familia más cercana con la que contamos ante cualquier percance. Comparte esta estremecedora noticia.