Eran las 5:20 de la madrugada del viernes cuando Ricardo Ortega llamó a la Policía de Tenerife para denunciar que había encontrado muertos a sus padres y a su abuelo en la casa familiar, ubicada en una finca de plataneras de Guaza, en Arona, Tenerife.
La Guardia Civil llegó al domicilio, lo sacó del lugar y se lo llevó en custodia, pues estaba en un “gran estado nervioso”. Cuando entraron a la casa, los oficiales encontraron el cuerpo sin vida del abuelo en la plata superior y a los padres en la inferior. Todos habían sido apuñalados.
Cuando llegaron los forenses, las sospechas recayeron definitivamente sobre el joven de 23 años. La incongruencia de su relato y las pruebas oculares lo señalaban como culpable.
La Policía investiga en la finca donde vivía la familia.
Ricardo había contado que escuchó ruidos al llegar a la casa y que al ingresar, una persona salió corriendo tras forcejear con él.
Pero luego no pudo sostener el relato cuando declaró en las dependencias policiales y el joven confesó: había matado a su abuelo Luciano, de 82 años, un famoso empresario de plátanos de la zona, y a sus dos padres adoptivos, Carmen de 59 años, hija de Luciano y de su marido, Antonio de 69 años.
Roberto fue adoptado en Venezuela cuando tenía 7 u 8 años y según cuentan los vecinos “era muy reservado y tímido” y que “era una buena persona”.
Pero ahora han salido a la luz detalles de cómo planeó y asesinó a su familia.
Ricardo, que cumplió hace algunos días los 23 años, desde el mes de diciembre investigaba por Internet cómo matar a su abuelo y padres. Fue totalmente premeditado.
El joven es detenido y llevado a las dependencias policiales.
Admitió que pensó en asesinarlos muchas veces, pero ese viernes se decidió a llevar a cabo el plan. Estaba drogado y sólo pensaba en el rencor acumulado durante años y la pelea que antes había tenido
Su relación con sus padres era tensa y los enfrentamientos se acrecentaban todos los días debido a su adicción por las drogas. Pero con su abuelo no confrontaba, pero asesinó para que “no quedara solo”.
Cuando todos dormían, tomó un cuchillo de cocina y mató primero a sus padres y luego al abuelo. Llamó a la Policía alegando un supuesto robo y se deshizo del arma.
La Guardia Civil estuvo el día siguiente registrando el lugar, buscando el cuchillo y la ropa que usó el joven cuando asesinó a su familia que, según el testimonio de Ricardo, lo lanzó en un contenedor de basura cercano a la finca, pero los agentes no hallaron rastro de estos objetos.
La Guardia Civil buscó el arma homicida y la ropa en los alrededores de la casa.
La familia era conocida en el pueblo. La madre era profesora del colegio del barrio de Los Cristianos, mientras que su marido, de origen palmero, trabajaba en una platanera. El abuelo era un empresario del sector del plátano originario de La Palma que había regresado a Canarias tras emigrar a Venezuela.
Una terrible historia que esconde muchos secretos. Compartela con tus amigos y conocidos para que la conozcan.