En el mundo no todas las personas nacen con los mismos privilegios, pero todas tienen la misma capacidad para soñar y luchar por alcanzar sus metas. Es de entender que el camino no siempre es fácil, pero las ganas de superarse es algo por lo que todos deberían luchar. Tal como lo hizo un vendedor de rosas indio que dejó las calles para licenciarse como médico en Toledo, España.
Rumon Siddique, de 29 años, nació en Bangladesh, pero llegó a Italia hace más de dos décadas, escapando de la pobreza que los arropaba en su país. Durante 5 años vivió en Mantua y se mudó a Palermo en el 2004, donde vivía con una tía y unos primos que habían quedado huérfanos de padre.
Esos años, Rumon ganó reconocimiento entre los vecinos por su trabajo como vendedor de rosas en plazas y restaurantes. Con el poco dinero que lograba reunir colaboraba con los familiares que le hospedaban.
La historia de Rumon es digna de un cuento de Disney pues pasó de un comerciante ambulante a médico cirujano. Con mucho esfuerzo el joven logró matricularse en el Instituto Técnico «Vittorio Emanuele III» en via Duca della Verdura y para el 2009, estaba a punto de graduarse.
En ese momento Rumon pensaba que no tenía ninguna posibilidad de ir a una universidad pero el destino ya estaba marcado para él. El joven se encontró con una generosa pareja que decidió apadrinar sus estudios de medicina.
Se trataba del profesor Nicola Carlisi, catedrático de Derecho Comercial, y su esposa.
“La esposa del profesor Carlisi había leído un artículo mío sobre la integración publicado en un periódico y por eso decidió venir a la escuela para conocerme. Le conté mi historia, los motivos que me llevaron a dejar a mi familia de origen y continuar mis estudios”, dijo Rumon.
Gracias a Carlisi, el joven logró matricularse en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Palermo. La motivación del joven hacia el área de la salud surgió después de un viaje a su ciudad natal, Sylhet, en la que el hospital más cercano se encuentra a más de 40 kilómetros.
«Quería hacer algo útil por mi gente, una elección que hice durante un viaje a mi país. Regresé allí para la boda de un primo y me quedé conmocionado, mis ojos vieron el sufrimiento de muchos«, relató Rumon.
En el 2018, Rumon alcanzó su título universitario y para él nada hubiese sido posible sin el apoyo que recibió de sus ángeles.
Tristemente, el día de la ceremonia su padrino Carlisi no pudo estar físicamente, el catedrático falleció semanas antes de la graduación que se celebró el 15 de octubre.
“El profesor Carlisi, junto con su esposa, se hicieron cargo de todos los gastos, matrícula y textos universitarios. Sin ellos nunca hubiera podido conquistar este gran sueño mío”, dijo.
Rumon se graduó entre lágrimas con una mención honorífica y sin duda su historia sigue aún vigente. Este ejemplo de superación no caduca, además de vender rosas, el joven también tenía un trabajo en un restaurante con el cual planeaba reunir el dinero para cubrir sus estudios en un futuro lejano. Pero la vida le tenía preparado un destino mucho mejor.
Cualquiera diría que para Ruman la suerte estuvo de su lado pero sus ganas de superación fueron esenciales para convertirse en un profesional. Comparte su historia e inspira a otros a nunca tirar la toalla.