Angela Primachenko, de 27 años, estaba embarazada de 33 semanas cuando dio positivo por coronavirus el pasado 24 de marzo, una semana después estaba en coma y conectada a un respirador.
La mujer fue ingresada en el Legacy Salmon Creek Medical Center en Vancouver, Washington.
El caso de Angela se ha convertido en uno de los milagros que han emocionado al mundo que hoy sufre las consecuencias de una pandemia que ha dejado a miles de familias devastadas por la pérdida de un ser querido sin poder despedirse.
Cuando el estado de salud de Angela empeoró los médicos tomaron una decisión desesperada para intentar salvar su vida y la de su bebé, así que la indujeron al estado de coma para que su hijo tuviera posibilidades de sobrevivir.
El resultado fue favorable. Mientras Angela estaba conectada a un respirador y en coma, nació su hija Ava, sana y sin coronavirus el pasado 01 de abril. Pesó 2,4 kilos.
Angela despertó el 06 de abril y los médicos le dijeron que había dado a luz a su hija Ava hace cinco días.
“Fue alucinante despertar y saber que había nacido mi hija, de inmediato vi que no tenía mi barriga como antes”.
A pesar de la alegría de saber que su hija había nacido sana tuvo que esperar una semana para poder verla por primera vez y otra semana para que recibieran el alta médica.
Tras el nacimiento de Ava, David, su padre, sí pudo conocerla porque dio negativo a coronavirus, igual que su otra hija, Emily. Mientras que Angela esperó 17 días para ver a su hija después de dar negativo en la prueba diagnóstica de COVID-19 dos veces.
Cuando Angela pudo conocer a su hija vivió un momento inolvidable, no pudo contener las lágrimas.
“Es un milagro poder sostener a mi pequeña Ava. La razón por la que uso una mascarilla es porque es un protocolo de todos los que visitan la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Ava está haciendo un trabajo increíble y ganando peso cada día como una campeona. Otra más o menos y podremos llevarla a casa”, escribió Angela.
El primer abrazo que Angela le dio a su bebé tuvo un efecto tan positivo en la condición de Ava que días después recibió el alta médica porque su progreso fue extraordinario.
Finalmente, el pasado sábado Angela pudo irse a casa con su bebé y reencontrarse con su hija mayor, Emily, de 11 meses, cuyo rostro se iluminó de alegría cuando vio a su hermanita.
Ava estaba acostada envuelta en una manta mientras su mamá y su hermana se inclinaban sobre ella, Emily sonreía.
“Mis hijas se conocieron ayer”, dijo la madre, que publicó emotivas imágenes en sus redes sociales.
“Las últimas semanas han estado llenas de cambios inesperados en mi vida… y siento que puedo escribir una novela… pero esta noche escribiré que la vida es buena, y encontraremos lo bueno todos los días”, escribió Angela.
También compartió fotos de su pequeña Ava en su perfil de Instagram con la descripción: “Mi pequeño aliento de vida”.
Angela agradeció al personal del hospital, sus compañeros de trabajo, que lucharon para salvarla a ella y a su pequeña.
Su familia temía lo peor, la hermana gemela de Angela dijo: “En realidad teníamos miedo de que perdiéramos a nuestra hermana ese día. Todos estábamos aterrados”.
Afortunadamente todo salió bien y celebran el milagro de ver a Angela y a Ava en perfecto estado de salud.
Angela asegura que no sabe cómo contrajo el virus, alega que tomó todas las previsiones necesarias para protegerse de ser contagiada, e incluso dejó de trabajar.
Sin embargo, cuando presentó síntomas, debido a su experiencia como médico de terapia intensiva, presintió que terminaría conectada a un respirador.
Ahora quiere difundir su caso: “Hay esperanza. Agradezco a Dios y a la comunidad. La cantidad de personas que oraban por mí es increíble, me quedé asombrada y estoy increíblemente agradecida”.
En medio de las cifras tan alarmantes y el dolor que está dejando la pandemia a su paso, este caso es un rayo de luz y esperanza. Compártelo.