Muchos niños tienen que enfrentarse a experiencias dramáticas y adversidades muy duras de superar porque nacen en condiciones de abandono, extrema pobreza o sufren la negligencia de sus padres.
Algunos de esos pequeños logran recuperarse cuando reciben la oportunidad de tener el amparo y el amor de una familia que vele por su bienestar físico y emocional.
Jordan llegó enfermo y desnutrido a un orfanato de Camboya cuando tenía apenas un año. Seis meses después fue adoptado por Jerry Windle, un hombre soltero que soñaba con convertirse en padre, aunque se sentía atraído por personas de su mismo género.
En 1990, Jerry en Estados Unidos perdía las esperanzas de tener un hijo porque la adopción homoparental todavía no era legítima. Hasta que leyó en una revista la historia de un hombre soltero que adoptó a un niño en Camboya y en su caso vislumbró una oportunidad.
“La historia hablaba de la relación cercana entre el padre y su hijo, algo hizo clic en mi mente, el reportaje tenía el número telefónico de un servicio de adopción, llamé y les dije: ‘acabo de leer su artículo, ¿es posible que una sola persona adopte un niño?’ y me dijeron: ‘sí, si es posible’”.
Jerry estaba decidido a adoptar y desde que vio a Jordan supo que tenían un vínculo especial. Sin dudarlo, se convirtió en su papá.
Cuando Jordan cumplió 16 años, regresó a Camboya para competir en una exhibición de boxeo e inspirar a los niños de su país de origen.
A pesar de que él tenía la nacionalidad estadounidense, en Camboya lo consideraban un héroe nacional. Él se convirtió en ejemplo para todos y en embajador de la adopción, siempre resaltaba que logró sus metas gracias a la oportunidad que le dio su padre.
“Espero que les den a todos estos niños la oportunidad que me dio mi papá”, dijo Jordan, que integra el Equipo Olímpico de Buceo de Estados Unidos desempeñándose como un atleta extraordinario.
Actualmente, él tiene 22 años y representa a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se postergaron por la pandemia y se celebran ahora.
Tiene en uno de sus brazos tatuada la bandera de Camboya y a su papá en su corazón.
A pesar de que Jerry no pudo viajar esta vez para acompañar a su hijo, siempre ha permanecido a su lado apoyándolo.
“Por lo general, puedo escuchar a mi papá entre todos en la audiencia, lo cual es increíble. No tenerlo en los Juegos Olímpicos será diferente. Desearía que él estuviera ahí, pero eso no cambia realmente lo que voy a hacer: divertirme, lucir un poco y hacer un espectáculo para todos. Esa será mi intención. Espero que se sienta orgulloso”, dijo Jordan.
Agregó que le emociona mucho rendir al máximo y demostrar los frutos de su esfuerzo. “Hay mucha gente, muchos ojos puestos en mí, pero en todo caso, me conmueve comprobar los resultados del trabajo arduo que he estado haciendo”.
“Esto es un sueño que se hace realidad. Les digo a todos, cuando me preguntan por qué buceo, buceo exclusivamente por mi papá y cuánto le encanta verme. Sin él haciendo todos los sacrificios que ha hecho, y sin su amor y apoyo durante todo el tiempo que hemos estado juntos, realmente no estaría donde estoy hoy”, dijo Jordan.
“Tengo que agradecerle por todo, todos mis logros. Ha sido un viaje increíble con él”, agregó.
Desde que Jordan tenía apenas 7 años, comenzó a entrenar, un hombre llamado Tim O’Brien, le dijo a Jerry que su hijo le recordaba al atleta de buceo Greg Louganis, de quien su padre había sido entrenador.
“Me dijo que vio algo en Jordan, algo inexplicable, y el niño dijo que quería ir a clases de buceo así que lo inscribí. Así comenzó a bucear y dos años después ganó el primer campeonato nacional juvenil.
Desde entonces, no ha parado de cosechar triunfos en su trayectoria deportiva.
“Sé el arduo trabajo que ha puesto en ello, se lo ha ganado, y estoy realmente emocionado y orgulloso de que con su cuerpo técnico haya podido lograr una hazaña tan asombrosa. Sé que Jordan sabe que estoy con él. Es triste el hecho de que no lo acompañe físicamente, me encanta el espectáculo que ofrece”, dijo Jerry.
En California, él organizó una celebración para ver la participación de su hijo junto a sus seres queridos.
“Este es el viaje de Jordan y es el principio de muchos, quiero que disfrute de esta experiencia lo mejor que pueda. Eso es lo que siempre he querido para él”.
La historia de Jerry y Jordan nos demuestran que merece la pena seguir teniendo fe en la humidad y derribar aquellos prejuicios que han hecho tanto daño.