Durante todo este año 2020, la pandemia del nuevo brote de COVID-19 ha dificultado la vida diaria de las personas en todos los aspectos; para las madres, los padres y los niños, quienes tienen en la escuela la fase formativa más importante y positiva de su desarrollo, dicha continuidad se ha visto amenazada por la cuarentena obligatoria.
Sin embargo, como hemos dicho siempre, esta coyuntura mundial inesperada ha sacado lo peor, pero también lo mejor de la gente, con historias de solidaridad que dan cuenta de esta realidad.
Después de la eliminación de las clases presenciales, la profesora Eliana Montiel, al notar que muchos de sus alumnos no tenían los medios para asistir a las lecciones virtuales, tuvo la idea de hacer una colecta de televisores entre la comunidad para donarlos a sus estudiantes y así puedan seguir aprendiendo.
“La llegada del coronavirus frenó la educación de muchos niños y jóvenes de todo el mundo. Las clases presenciales quedaron suspendidas para evitar posibles contagios, así entonces entraron en juego las lecciones por Internet o la televisión, que no todos los alumnos pueden seguir”, aseguró la educadora.
El gobierno mexicano ha resuelto que muchas clases se impartan a través de la señal abierta de televisión de los canales del Estado, que llegaría a los más de 30 millones de estudiantes activos que posee la nación azteca en la actualidad.
Sin embargo, muchos pequeños no tienen esta posibilidad de acceso, por lo que Eliana no se quedó de brazos cruzados y tomó la campaña en sus manos y la hizo correr velozmente por la súper autopista de la información, a través de sus cuentas en las redes sociales.
Uno de los más agradecidos beneficiarios se llama Jesús, un pequeño niño quien al recibir su regalo lloró de emoción, mientras se aferraba a su heroína, en un gesto indescriptible de ternura y de amor por aprender, a pesar de las dificultades.
Nadie mejor que los niños para retribuir tanto amor. Y es que, particularmente Jesús y su familia perdieron todos sus enseres, incluido su televisor en una inundación, siendo este, y por todo lo dicho anteriormente, un producto considerado fundamental, casi un artículo de primera necesidad para los alumnos de estos días.
“Estoy muy agradecido porque la maestra ha hecho muchos esfuerzos por mí, me enseña muchas cosas”, dijo Jesús.
La maestra es apenas una joven que ni siquiera ha llegado a las tres décadas de existencia y ya tiene toda una vida de vocación y entrega por su profesión y por sus estudiantes, consciente de los problemas que enfrentan muchos jóvenes para poder salir de la ignorancia.
“Lo que siempre intento es que ningún alumno se quede atrás, que todos avancen, cada quien de acuerdo a su ritmo de aprendizaje, pero que nadie se quede atrás, mucho menos por circunstancias económicas”, aseguró Eliana.
Que nadie nunca deba quedarse atrás, sin estudiar por no tener recursos. Ese es el lema de la maestra Eliana que todos debemos apoyar y secundar, ya que personas como ella luchan todos los días por enseñar a las nuevas generaciones a construir una sociedad más justa, más armónica, más humana.
Comparte con todos esta historia de vocación de servicio y de amor incondicional por el trabajo de formar personas para un futuro mejor.