Antonio Sena, un piloto de 36 años, logró sobrevivir durante 36 días en condiciones deplorables en una jungla después de sufrir un accidente aéreo.
Él partió el pasado 28 de enero desde el municipio de Alenquer, en el estado de Pará, en Brasil, a orillas del río Amazonas, en una avioneta Cesna 2010 cuando perdieron su rastro y activaron los protocolos de búsqueda y rescate. Nunca llegó a su destino en la ciudad de Almeirim.
El piloto estaba volando aproximadamente a 2 mil metros de altura cuando la aeronave fue afectada por una falla mecánica que le impedía elevarse y se precipitó a un terreno boscoso.
Después de un aterrizaje forzoso, temiendo que la aeronave explotara, él sacó todas las cosas que pudo y se alegó caminando por el bosque. Efectivamente, tras haber recorrido varios metros la avioneta se incendió.
Por suerte, en el interior de su mochila tenía pan y otros alimentos, caminó a la deriva en la selva con la incertidumbre de no saber si lograría sobrevivir sin ser rescatado.
Se alimentó de huevos de aves y de frutas silvestres, logró mantenerse hidratado, no estaba dispuesto a rendirse a pesar de que la situación era muy complicada.
Durante muchos días solamente tenía agua y huevos de aves, aunque hizo lo posible por ahorrar los recursos para alimentarse, los alimentos que salvó en la mochila antes de que el avión fuera consumido por las llamas, ya se habían agotado.
Finalmente, tras semanas en la selva infestada de cocodrilos y serpientes en la que milagrosamente logró sobrevivir, apareció una luz al final del túnel para este joven piloto.
“Eran alrededor de las 3:30 o 4:00 de la tarde, estaba caminando en la jungla y vi una lona blanca que retiré, debajo encontré una canasta con castañas junto a algunas herramientas y agua”, relató Antonio, se trataba de un grupo de recolectores de castañas que estaba trabajando en el área.
Agregó: “Seguí el rastro hasta que me encontré con las personas que dieron alarma y reportaron que estaba ahí”.
Los rescatistas llamaron a Rolene, la madre de Antonio, para darle la mejor noticia que ha recibido: su hijo estaba vivo.
Toninho, como cariñosamente llaman a Antonio sus amigos, fue rescatado y trasladado a un hospital para ser sometido a un chequeo médico.
Por suerte, solo presentaba deshidratación y heridas menores, le dieron el alta médica y se marchó a casa.
“Lo único que me mantuvo fuerte y me permitió salir con vida de esa situación fue el amor que le tengo a mi familia, las ganas que tenía de ver de nuevo a mis padres, a mi hermano y a mi hermana. Esta es una historia de amor y fe”, resaltó.
En una entrevista, Antonio confesó que después del siniestro esperó en el mismo lugar durante una semana porque veía a los rescatistas volando en círculos sobre la avioneta y tenía la esperanza de que notaran su presencia.
Al ver que no tenía ningún resultado porque la zona era de difícil acceso, entonces caminó por la selva en busca de ayuda.
Un medio de comunicación local captó imágenes del inolvidable momento en el que Antonio se reencontró con sus seres queridos después de tantas semanas pensado que había tenido un desenlace fatal.