Las personas de la tercera edad merecen vivir tranquilas con las condiciones mínimas necesarias en una casa digna. Pero no siempre es así, como le ocurría a una septuagenaria pareja en Brasil, cuya casa estaba en condiciones infrahumanas, pero gracias a un grupo de vecinos caritativos su realidad cambió.
Doña María, de 74 años, y Joel, de 79 son una pareja de abuelos que vivían en deplorables condiciones, en una pequeña vivienda hecha de troncos de madera.
Con el deseo de tener una nueva forma de vida, solicitaron un préstamo para construir una nueva casa. De hecho, iniciaron la construcción, pero Joel enfermó, y el dinero tuvo que ser utilizado para una operación de próstata que requería.
La pareja es muy respetada y apreciada por todos sus vecinos. Reinaldo Barbosa Figueiredo de Ariquemes, que era uno de los que estaba preocupado por ellos, fue a visitarlos y pudo constatar las precariascondiciones en que vivían.
“El piso de la casa no estaba cementado y no tenía baño, eso me sorprendió. Al ver esa situación, les pregunté si tendrían el coraje de venir conmigo para tratar de hacer algo mejor por ellos y estuvieron de acuerdo”, informó Barbosa.
El preocupado hombre comenzó a difundir la realidad de los abuelitos en todo el barrio, y en pocos días muchos vecinos se habían unido a la iniciativa de Reinaldo para construirle, con la ayuda de todos, una casa digna a la pareja.
«La gente tiene un gran corazón, ¡en una semana lo habíamos logrado todo!», dijo Reinaldo.
Los voluntarios pusieron manos a la obra, y en la medida de sus posibilidades fueron aportando los materiales y muebles que se necesitaban, muchos ayudaban con su trabajo en la construcción.
La solidaridad de cada uno de los participantes en la labor fue tan entregada y hermosa, que en muy pocas semanas la casa fue entregada a sus dueños, quienes no podían creer lo que veían sus cansados ojos.
Fueron quince días de duro y esforzado trabajo, pero valió la pena. Una muestra de que cuando se quiere, se puede, a pesar de las muchas dificultades que se presentan.
Un emotivo vídeo fue publicado a las redes sociales, donde se observa claramente el antes y el después de la vivienda. La emoción de los ancianitos es difícil de explicar con palabras.
“Cuando nos unimos y tenemos la voluntad para hacer algo bueno, nada en este mundo es difícil”, dijo un usuario.
Doña María estaba visiblemente emocionada, no podía contener las lágrimas de la alegría al ver su nueva casa con pisos, baño y muebles nuevos.
Los que participaron en la loable obra también estaban contentos, y muy felices al ver la alegría de esta pareja que a pesar de las adversidades en nombre de su amor ha permanecido unida por muchos años.
«Mucha gente ayudó, no solo desde Ariquemes, sino desde otras partes del estado y otras ciudades, y en aproximadamente dos semanas pudimos hacer su pequeña casa», afirmó Neto Goes, amigo de Reinaldo que ayudó en la labor.
Esta es una muestra más de que el cambio lo podemos generar cada uno de nosotros, es tan enriquecedor para el alma que con buena voluntad y los mejores deseos de ayudar a las personas que más lo necesitan, nos demos la oportunidad de dignificar nuestra condición de seres humanos.
María y Joel en su nuevo Hogar
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