La pérdida física de cualquier persona es lamentable, y peor aun cuando se trata de alguien joven, lleno de vitalidad y sueños que cumplir. Es la sensación de todos los que supieron lo ocurrido a una excursionista de Nueva Zelanda, quien jamás imaginó que haría su último paseo.
Stephanie Simpson, de 32 años que vivía en Essex, Inglaterra en el Reino Unido, era una hermosa joven muy alegre y divertida a quien le encantaba la naturaleza. Realizar caminatas al aire libre y hacer excursiones, era una de sus grandes pasiones.
«Ella era una persona realmente hermosa y de buen corazón”, comentó una amiga de Stephanie.
Salió de su país hacia Australia, y desde allí llegó a las afueras de la ciudad de Wanaka en Nueva Zelanda, donde se instaló. Comenzó a laborar en el área de la jardinería para sostener sus gastos, pero aprovechaba la menor oportunidad para aventurarse a conocer la zona donde estaba recién instalada.
Era muy independiente, fuerte y segura de sí misma, todos sus amigos se sentían orgullos de ella y la admiraban.
«Era una persona extremadamente decidida y de carácter fuerte», dijo Sam Hazelton, su cuñado.
Había decidido ir de excursión al Parque Nacional Mount Aspiring en la Isla Sur el fin de semana, incluso les había comentado a muchos de sus amigos, que iba a caminar unas cuatro horas a Brewster Hut para después ir a Blue Pools.
Precisamente, la última vez que la vieron fue un sábado cerca de Brewster’s Hut, pero cuando llegó el día lunes y no se presentó a su trabajo como solía hacerlo siempre, todos se preocuparon y la reportaron como desaparecida.
De inmediato los cuerpos policiales a cargo del sargento Mark Kirkwood iniciaron la búsqueda de la experimentada excursionista por todos los alrededores del parque. Se utilizaron diversos medios de rastreo como Drones de imágenes térmicas y equipos caninos, pero nada parecía dar resultado por lo complicado del terreno.
Hasta que, los responsables del procedimiento, hicieron un terrible hallazgo en el área de Pyke Creek, en un cañón en el fondo de un arroyo.
«Los buscadores localizaron el cuerpo de la caminante desaparecida Stephanie Simpson esta tarde”, informó Mark Kirkwood.
Ya previamente habían encontrado ciertos objetos que presumían eran de la joven desaparecida, un paquete y un par de botas. Tal vez, se despojó de esas cosas para atravesar el río sin imaginarse que las aguas terminarían arrastrándola hasta quitarle la vida.
La desaparición de Stephanie coincidió con las inundaciones que se dieron producto de las fuertes lluvias caídas durante ese fin de semana. Aparte de ella, fueron encontrados en la misma situación dos excursionistas más.
Los padres de la joven llegaron a nueva Zelanda destruidos por el dolor, y el sufrimiento de conocer lo sucedido a su hermosa hija, un final trágico e irremediable para una vida que tenía mucho que dar y por hacer.
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