La imposición del hombre sobre este majestuoso y grandioso paquidermo para robarle lo más preciado que puede tener: su derecho a la libertad, nos llena de profunda tristeza, por tan irreparable pérdida, su esperanza se ha extinguido con su vida.
Este elefante falleció mientras trabajaba para seres desalmados que lo utilizaban para beneficiarse. Su cuerpo yacía inerte al lado de la carretera por la que tantas veces habrá caminado, sintiendo el cansancio y en silencio cumplía con la dura jornada, hasta que no pudo más.
Sambo había estado en plena faena de transportar a turistas hacia el templo de Angkor Wat de Camboya, bajo el calor abrasador, tras haber transcurrido 45 minutos en un recorrido de aproximadamente 2,5 kilómetros, su cuerpo se desplomó quedando tendida en la vía, ante la mirada desconcertada de los transeúntes.
¡Su corazón no resistió! Allí se apagó la luz de sus ojos y su esperanza.
Este noble elefante era una hembra llamada Sambo vivió trabajando hasta morir. ¡Qué injusticia tan grande!
Las fotos publicadas en Facebook por el usuario Yem Senok, comenzaron a circular en las redes y dieron a conocer el lamentable suceso que causó gran consternación entre las personas, que han expresado su sentir con tristeza e indignación.
Las críticas no se hicieron esperar para exigir explicaciones y que se asuman responsabilidades.
Los veterinarios que la examinaron determinaron que esta elefante cuya edad rondaba entre los 40 a 45 años, murió de un ataque al corazón, causado por el agotamiento extremo,al tener que soportar estar expuesta al intenso calor y a la falta de viento, con temperaturas que rondaban 40 grados Celsius (104 grados Fahrenheit).
Además del esfuerzo físico de cargar a los turistas sin descansar, ni poder refrescarse, fue el detonante que hizo colapsar su corazón. Incomprensible que haya muerto por haberla expuesto a condiciones tan desfavorables.
Sambo vivía desde hace más de una década en el asentamiento de Angkor, en Camboya, trabajando para la compañía Angor Elephant Park desde el año 2001, el propietario Oan Kiri expresó que lamentaba su muerte, informando que fue enterrada la noche del viernes en los alrededores del templo.
Esta empresa que mantiene a trece ejemplares, de los cuales ocho todavía realizan este trabajo y cinco son demasiado viejos para cargar a turistas.
Después de la muerte de Sambo, los operadores turísticos dijeron a la AFP que reducirían las horas de trabajo de sus animales y acordaron que les darían un adecuado descanso en la temporada de calor. ¡Lo cierto es que estos animales no pueden seguir viviendo así!
Las medidas deberían ser más drásticas y los activistas están presionando para que se prohíba esta actividad y se les dé una mejor calidad de vida a estos elefantes.
El británico Jack Highwood, dirige el “Elephant Valley Project” (Proyecto del Valle del elefante), ha exigido que se regulen las condiciones en las que se mantienen a estos elefantes, según informa el diario Daily Mail. Por su parte la petición web change.org que demanda prohibir el uso de animales para transporte en la zona, dirigida a la Autoridad de Apsara, encargada del sitio arqueológico Angkor, ha reunido más de 24.500 firmas. Puedes firmar aquí.
En nombre de Sambo, se pide que este abuso termine de una vez por todas, es incomprensible que existan personas que se lucran de los animales y peor aún, que haya quien pague para que les sigan robando su felicidad. Ella merecía disfrutar de su naturaleza de ser elefante y no un medio de transporte turístico.
Seamos la voz que pueda pedir encarecidamente a los turistas que tengan sentido común y sean viajeros compasivos con estos animales, que se abstengan de pagar para ser una carga de sufrimiento de un elefante.
Se trata de tomar una sabia decisión para que este negocio deje de ser visto como una actividad de entretenimiento.
Depende de cada uno de nosotros convertirnos en defensores de la esperanza y protectores de todos los aún están sufriendo y resistiendo cada día este trato injusto, para que su muerte no haya sido en vano ten en cuenta que eres uno más de los que se suman al compromiso de responsabilidad que sentimos para poder convencer y desmotivar esta práctica.
Compartamos este mensaje en memoria de Sambo.