Nolan Scully tenía apenas 3 años cuando fue diagnosticado de rabdomiosarcoma, un cáncer muy raro de los tejidos blandos. Luchó incansablemente hasta que, lamentablemente, perdió su batalla.
«Dos meses. Dos meses desde la última vez que te sostuve entre mis brazos y escuché cuánto me amabas, desde que besé esos dulces labios de pastel. Dos meses desde la última vez que nos acurrucamos. Dos meses de puro y absoluto infierno».
«Desde hace ya un tiempo he querido escribir sobre los últimos días de Nolan, esos dos últimos días que brillaron por lo asombroso que es mi hijo. Sobre lo hermoso que es y de cómo estaba hecho del amor más puro. Puede que esto se les haga largo, pero acompáñenme, esta es una agonía que no tiene comparación».
«La última vez que llevé a Nolan al hospital yo sabía que estaba ocurriendo algo malo, más allá de un caso recurrente de C-DIFF. Simplemente lo supe, y por más extraño que parezca, creo que él también lo sabía. Nolan no había comido ni bebido nada en días y vomitaba constantemente».
«El 1 de febrero nos reunimos con TODO el equipo médico. Cuando la oncólogo habló, pude ver el dolor en sus ojos. Ella siembre había sido muy honesta y luchó con nosotros todo el tiempo, pero la tomografía mostró unos tumores grandes que habían crecido comprimiendo sus tubos bronquiales y el corazón, 4 semanas después de su cirugía abierta de tórax».
«El rabdomiosarcoma se estaba esparciendo como fuego. La doctora nos explicó que en este punto ya el cáncer no se podía tratar porque se había vuelto resistente a todos los tratamientos que habíamos intentado antes, así que el plan sería mantenerlo cómodo, mientras se deterioraba rápidamente».
Ruth cuenta que una vez que pudo tranquilizarse, se dirigió a la habitación de Nolan y tuvo una conversación muy dura y hermosa con su hijo, donde ella le explicaba que ahora ella no podía mantenerlo más a salvo porque eso solo podría hacerlo en el cielo. «Así que solo debo ir al cielo a jugar hasta que llegues», fue la respuesta de Nolan.
Al día siguiente de haber recibido esta terrible noticia, madre e hijo se preparaban para dejar el hospital. Tenían todo listo, explica Ruth, incluso había firmado ya la orden de no reanimar. Sin embargo, Nolan, que había estado durmiendo mucho, se despertó y le pidió a su mamá que se quedaran allí.
«Mi héroe de 4 años estaba asegurándose de que todo fuese lo más fácil posible para mí».
Durante las siguientes 36 horas, Nolan y Ruth vieron videos en YouTube, jugaron y sonrieron todas las veces que pudieron. También se acostaron juntos en la cama y esbozaron qué era lo que Nolan quería para su funeral, quiénes serían las personas que cargarían el ataúd, qué ropa quería que la gente se pusiera e incluso determinó a quiénes le quedarían sus pertenencias.
Nolan también escribió que quería ser recordado como un policía.
«A eso de las 9 am estábamos viendo Peppa Pig cuando le pregunté a Nolan si podía ir a ducharme; no tenía permitido alejarme de él porque ‘mami siempre tenía que estar cerca’. Me dijo ‘Mmm, ok, mami. Dile al tío Chris que venga a sentarse conmigo y yo me voltearé para poder verte’. Él me sonrió y yo cerré la puerta del baño. Me dijeron que apenas la puerta sonó él cerró sus ojos».
«Cuando abrí la puerta del baño, todos estaban rodeando su cama y voltearon a verme con lágrimas en los ojos. Me dijeron ‘Ruth, está en un sueño muy profundo. No puede sentir nada’. Su respiración era extremadamente lenta, su pulmón derecho había colapsado y le faltaba el oxígeno».
«Corrí, salté dentro de la cama con él y puse mi mano en su cara. Entonces, ocurrió un milagro que jamás olvidaré...»
«Mi ángel respiró hondo, abrió sus ojos, sonrió y me dijo ‘Te amo, mami’. Giró su cabeza hacia mí y a las 11:54 pm murió».
«Ahora me fijo en todo lo que logró en sus cortos 4 años y solo puedo pensar en los éxitos que le esperaban. Pero, lamentablemente, gracias al rabdomiosarcoma ahora el mundo y mi familia extrañarán a alguien tan lleno de amor, que solo soñaba con proteger y servir».
Ruth también cuenta que a Nolan le aterraba que ella se alejara, así fuese tan solo unos minutos para ir a la ducha y por esa razón él la esperaba pacientemente en el piso del baño. «Ahora es a mí a quien le aterra la ducha, donde no queda nada más que una alfombra de baño vacía en el lugar donde un perfecto y pequeño niño solía esperar a su mami».
En esta preciosa e infinitamente triste publicación Ruth también pide que la recolección de fondos para el tratamiento de niños con cáncer, la investigación y los tratamientos sean tomados aún más en serio.