Emily Sims es una viuda que vivía en un hogar para ancianos en Cornwall. Como es de esperar para alguien de su edad su salud era cada vez más delicada.
Su sobrina de 80 años, Sheila Handley, quedó profundamente preocupada cuando recibió la noticia de que Emily había sufrido una fuerte herida y se encontraba en el hospital. Acudió de inmediato para ver cómo se encontraba y tras unos minutos de conversar con ella se sintió profundamente indignada.
Emily Sims perdió la vida con 101 años de edad.
Emily se había fracturado sus dos piernas y la dulce anciana aseguraba que todo se debía al brusco trato que recibió por parte de una de sus cuidadoras. Ese día, Beryl Allen había sido la encargada de despertar a Emily.
De acuerdo a lo que la trabajadora del hogar declaró a las autoridades, ella simplemente la había ayudado a sentarse en la cama. Durante unos segundos volteó para ayudarla a alcanzar un plato y cuando se dio cuenta, la mujer ya se había caído.
Todo sucedió en el Hogar Antron Manor en Cornwall.
Sin embargo, la versión de Emily era muy diferente. La anciana aseguró a su sobrina que Allen la había tomado con demasiado fuerza por los tobillos.
Quería lograr levantarla lo más rápido posible y por la prisa que llevaba procuró nada menos que dos fracturas terriblemente graves para su edad. La anciana repitió en varias ocasiones su testimonio pero Allen aseguró que todo lo que ella decía no eran más que mentiras.
“No debería trabajar cuidando gente. Es muy brusca y pesada. Es muy dura conmigo y me empuja”.
Un par de semanas después, Emily Sims perdió la vida debido a múltiples complicaciones por su caída. Un par de médicos forenses se han encargado de hablar frente a las autoridades tras revisar el caso de Emily. Todos han estado de acuerdo en una cosa: las heridas de la anciana no parecen hechas por una simple caída.
“Las heridas parecen producidas por una fuerza rotacional como la que indicó la Sra. Sims en su testimonio. No una caída mecánica”.
También se ha tomado en cuenta el testimonio de otros trabajadores. Uno de ellos aseguró que Allen hacía todo muy rápido; de modo que se preocupaba por despertar a cuántos pacientes como fuese posible en lugar de tomarse el tiempo de darle a cada uno la atención que merecían dependiendo de su estado de salud.
“En el tiempo en que yo tardo despertando dos residentes, ella ya ha despertado diez”, dijo uno de sus compañeros.
Nos unimos a la familia de Emily en este momento tan doloroso y esperamos que se llegue al fondo del asunto por el bien de tantos residentes que se encuentran bajo el cuidado de Allen.
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