Emma y Caleb Hawkins celebraron llenos de alegría el nacimiento de su bebé Isaac. El pequeño nació unos días antes de los esperado pero tras un par de revisiones médicas fue dado de alta y pudo marchar a casa junto a sus padres.
Parecía que ya se encontraba fuera de peligro pero un par de semanas después esta unida familia comenzó a enfrentar una agotadora jornada.
La familia Hawkins vive en el estado de Tennessee en los Estados Unidos.
A principios de agosto el bebé comenzó a convulsionar. Lo trasladaron al hospital infantil de Knoxville y allí pudieron comprobar que estaba sufriendo de un considerable daño cerebral.
Con el paso de los días las convulsiones no hicieron más que aumentar haciendo que su frágil salud se viera cada vez más debilitada. Sus pulmones colapsaron por completo y los médicos se vieron obligados a darle soporte vital.
“Nos dijeron que nunca tendría una vida normal debido al enorme daño cerebral. Necesitaba de un tubo para respirar, llorar o tragar”.
Con el paso de los días la situación no parecía mejorar. El pequeño Isaac se encontraba en un estado verdaderamente grave y parecía que no podría sobrevivir sin las máquinas.
Sus padres se encontraron en medio de una difícil situación, pero tras consultar con los especialistas comprendieron que lo mejor sería desconectarlo. Tras mucho pensarlo, la familia entera se reunió para despedirse de él.
«Con el corazón roto decidimos desconectarlo. No queríamos que nuestro bebé sufriera más».
Sin embargo, el dulce bebé demostró que todavía no estaba dispuesto a partir de este mundo. Quitaron el soporte vital y calcularon que para la llegada de la noche el pequeño Isaac ya habría perdido la vida.
Contra todos los pronósticos, el pequeño logró seguir respirando sin necesidad de recibir oxígeno por parte de las máquinas.
“Ellos dijeron que no lo lograría, pero no sabían de los milagros que nuestro Dios nos deparaba”.
Un par de horas después comenzó a deglutir de manera que se ha convertido en un verdadero milagro. Todavía tiene un gran camino por delante pero ya ha demostrado que tiene muchísimas ganas de vivir y todavía le quedan fuerzas para luchar.
La familia de Isaac está recaudando fondos para cubrir sus gastos médicos.
Las pruebas todavía indican que Isaac tiene mucha sangre en el cerebro y puede que llegue a sufrir de parálisis cerebral. Sus padres se encuentran buscando ayuda para continuar dándole la mejor atención médica posible.
“Estamos muy bendecidos de tener a Isaac con nosotros. Gracias a todos por sus oraciones”.