Gene McGehee, es un anciano de 91 años que padece demencia y afortunadamente ha conseguido dejar atrás días de olvido y soledad gracias a la compañía los adorables niños del vecindario.
Este abuelito a lo largo de las primaveras vividas ha acumulado años llenos de innumerables experiencias que atesora con mucho amor en su corazón y algunas en la memoria a pesar de su demencia.
Aunque muchas personas que llegan a la tercera edad terminan viviendo sus últimos días en soledad, Gene encontró la compañía perfecta tras descubrir a un alegre grupo de niños de la guardería del frente de su casa en Vidalia.
Este nonagenario residente de Louisiana en ocasiones se olvida qué hace y con quién está, pero desde hace tres años solo basta pasar una calle para que sus días se llenen se color y diversión.
Estos adorables niños terminaron cambiando el resto de los días de Gene, después de que, con su maestra, Megan Nunez se reunieran para pasar divertidas jornadas.
Cada día Gene se encuentra con sus niños y aunque ya han pasado tres años con esta hermosa rutina de amor, este abuelo, por su demencia, conoce una y otra vez a la profesora Megan y a los niños que tiene a su cargo.
“Siempre les decimos a los niños que su cerebro está algo enfermo, pero su corazón los recuerda”, agregó Megan.
Para este abuelito cada mañana es la primera vez, siempre es un agradable primer encuentro.
Todas las tardes durante al menos una hora Megan y los niños acompañan a Gene durante una hora, se quedan con él en su patio delantero. Este abuelito disfruta de la amorosa, divertida y tierna compañía de los más pequeños que conoce cada día.
Quizás estos agradables recuerdos serán olvidados cuando Gene se va a dormir, pero que cada tarde mientras juega con los pequeños aparecen con una inmensa alegría que refresca su rostro y su mirada.
Cathy, la hija de Gene reveló que su padre es un hombre que ha sufrido mucha soledad y afortunadamente ha encontrado en estos niños una grata compañía que le regala momentos especiales y llenos de felicidad.
“Oh, Dios mío, han sido una gran bendición para mi papá. Y él se ilumina, simplemente va directo al jardín delantero”, dijo Cathy.
A pesar de la demencia, el amor que hay en el corazón de Gene nunca se olvida de la alegría que le regala los más pequeños.
Comparte esta emotiva historia que nos demuestra que el amor y el tiempo siempre serán los mejores regalos que podamos obsequiar.