Celeste Santos y Marcos Gómez, son una pareja argentina de 20 y 24 años, respectivamente, a quienes la vida les ha tratado duramente, dejándolos frente a un futuro incierto y con el alma destrozada.
La pareja que vive en San Francisco Solano, Quilmes, tras la crisis del coronavirus, se enfrentan a una grave situación económica después de que ella fuera despedida de su trabajo en un salón de eventos; y a su marido le prohibieran asistir al suyo debido a la distancia, es metalúrgico y ahora mismo no cobra nada.
A pesar de la adversidad, decidieron salir adelante vendiendo ropa y juguetes
Nada podía ir peor, pero todavía les quedaba una gran esperanza por la que luchar: sus mellizas. Celeste estaba ya por el séptimo mes de embarazo después de intentarlo por mucho tiempo y no lograrlo, pero finalmente su sueño de ser madre y por partida doble, estaba a punto de ser cumplido. Las llamarían Jazmín y Anissa.
Pero repentinamente todas sus ilusiones se derrumbaron y se les vino su mundo entero abajo. Cele empezó a sentirse muy mal y un ultrasonido reveló la pesadilla de toda madre: «Sus corazones dejaron de latir».
El dolor que sintió la mujer fue indescriptible pero a eso se sumó el hecho de que no tenían dinero para poder cremar sus cuerpecitos.
«No queríamos que se convirtiesen en un desecho patológico», dijo Celeste entre lágrimas.
Así que gracias a la solidaridad de tanta gente que conoció su historia, pudieron reunir moneda a moneda el dinero para la cremación y un alma generosa les donó unas urnitas para poder colocar las cenizas de las pequeñas. Con ese dinero también tenían ya por lo menos para un mes de alquiler.
Los devastados padres prepararon un pequeño altarcito en la entrada de la casa, con mucho amor pero también con mucho dolor.
Allí colocaron las urnas junto a fotos de Celeste embarazada, peluches, ropita y una ecografía 3 D, donde ya podían verse sus caritas. ¡Qué triste!
Pero de pronto, estaba por ocurrir lo peor. El pasado 28 de septiembre, cuando ambos no estaban en casa, para rematar su mala suerte, entraron a robar. Se llevaron algunas cosas materiales y el dinero que con tanto esfuerzo reunieron para el alquiler, pero eso no era todo. El único recuerdo que les quedaba de sus mellizas, las cenizas con las urnitas, también les robaron.
Así quedó su hogar después del robo
«La puerta del fondo estaba abierta y dejaron toda la casa revuelta, toda la ropa para vender tirada, la mercadería, los muebles abiertos de par en par… Incluso, quisieron llevarse una garrafa pero no pudieron. Se robaron una netbook, dinero y muchas cosas más, pero también, objetos sin valor material pero con todo el valor sentimental para nosotros, como cositas que eran para mis hijas y hasta sus ecografías”, denunció Celeste en su red social.
Aunque la pobreza en la que viven les pesa, y el dinero era realmente necesario para subsistir, lo que realmente les dolía era ya no tener más las urnitas donde llorar a sus bebés.
«Ofrezco recompensa por el amor de Dios, es lo único que me dieron de mis bebés, te pido que me las devuelvas, me vas a matar en vida así», suplicó Celeste en su publicación.
La mujer estaba atada de manos, puesto que después de su publicación recibió amenazas de que si denunciaba a la Policía jamás volvería a ver las urnitas.
«Con ellas, se fue un pedazo de mi vida”, dijo la madre. “Si tienen hijos, algún día entenderán el dolor que le provocaron a una madre que está sufriendo demasiado. Yo no soy quién para juzgarlos pero, al menos, les pido que abran sus corazones y me devuelvan las urnitas. Nadie los va a juzgar por lo que hicieron. Incluso si necesitan dinero lo reuniremos. No podemos ni dormir de la tristeza y la angustia. Los nervios nos están matando. Por favor, sólo quiero que me devuelvan las cenizas de mis hijas”, imploró.
Celeste no entendía cómo era posible que no se hubieran dado cuenta lo que había allí dentro y que ni siquiera se hubieran llevado cosas de más valor.
ACTUALIZACIÓN:
Después de que cientos de personas se hicieran eco de este triste caso y compartieran su publicación, finalmente alguien se puso en contacto con Celeste para devolverle lo que tanto rogó. Las urnitas con las cenizas de Jazmín y Anissa por fin estaban de nuevo con su madre. No sabemos a ciencia cierta qué les motivó a llevarse algo así, y Celeste anunció en sus redes el feliz final:
Nos alegra que a esta pareja por lo menos le hayan devuelto la esperanza de tener a qué aferrarse como recuerdo de sus pequeñas. Y que este caso cree conciencia del grave daño que pueden ocasionar personas inescrupulosas amigas de lo ajeno. ¡Comparte!