La pandemia ha causado que los hospitales se congestionen para poder prestar atención a la multitud de pacientes. Y los casos de negligencia derivados de la coyuntura abundan, como el de un policía peruano que ingresó por el COVID-19 y jamás imaginó lo que le vendría.
Ever Din Valderrama Miñano es un oficial de la Policía nacional de Perú (PNP) con 29 años de servicio. Durante todo ese tiempo se ha dedicado en cuerpo y alma a su trabajo del que se siente muy orgulloso y le ha permitido sacar a su familia adelante.
Desafortunadamente, Valderrama se contagió con el coronavirus mientras desempeñaba sus funciones en las calles tratando de proteger a la gente. El 17 de mayo fue internado en el Hospital Augusto B. Leguía, ubicado en el Rímac, para prestarle la atención médica correspondiente.
A las dos semanas la mejoría fue notable y los médicos decidieron quitar el suministro de oxígeno y enviarlo a casa donde debía seguir cumpliendo el debido aislamiento. Pero cuando estaba a punto de salir se dieron cuenta de que algo no andaba bien.
Mientras el policía dormía, su pierna derecha presentó terribles calambres que le provocaron una trombosis. Los galenos no podían hacer nada más porque no eran especialistas, y los familiares del paciente les pidieron que lo remitieran al Hospital de la Policía que se encuentra en la avenida Brasil.
Sin embargo, no recibió la atención que necesitaba para la trombosis, sino que siguieron viéndolo como un paciente de COVID-19, patología que ya había superado. En lugar de recibir las dos o tres inyecciones que requería de anticoagulante, solamente le administraban una.
El desespero e impotencia del paciente y su familia fue en aumento porque no veían que el personal médico se apresurara, con el riesgo que estaba corriendo el hombre de perder su pierna, ya empezaba a no sentirla y estaba cambiando de color.
“Le vamos a amputar una pierna”, dijo finalmente un especialista.
El policía hizo un llamado público a través de un vídeo dirigido a Gastón Rodríguez Limo, ministro del Interior; y a Héctor Loayza Arrieta, Comandante General de la PNP, pidiéndole ayuda para ser atendido por los doctores Llerena y Bedolla, expertos en enfermedades cardiovasculares del Hospital Rebagliati.
“Soy padre de tres hijos hermosos que me ha dado Dios. Yo amo a mi Institución. Señor ministro del Interior, Gastón Rodríguez Limo, usted que es una persona honorable y siempre ha sacado cara por la policía, señor comandante general de la PNP, quiero que me apoyen. ¿Cómo es posible que me corten una pierna? Soy un ser humano igual que ustedes, también siento», explicó Valderrama totalmente consternado.
En la actualidad existe un convenio entre Fondo de Aseguramiento en Salud de la Policía Nacional del Perú (SALUDPOL) y la Policía Nacional del Perú. Esperamos que triunfe el sentido común y el agente sea ingresado y salve su pierna. Es lo menos que pueden hacer con cualquier ciudadano, especialmente por uno que ha entregado gran parte de su vida por el bien de tantas personas.
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