Felix Gretarsson es un electricista de Islandia que sufrió un terrible accidente. Hace 23 años se encontraba trabajando cuando un error de comunicación con sus colegas lo hizo tomar un cable con corriente y recibió una descarga de 11 mil voltios.
Sufrió una caída de más de 9 metros sobre el suelo congelado y se partió en tres áreas diferentes su espalda y su cuello. Por si esto fuese poco, sus brazos se prendieron en fuego causándole terribles quemaduras.
“Recuerdo estar en el suelo esperando por la ambulancia. Sólo sentía dolor en mi vientre. El resto de mi cuerpo no lo sentía. Me desperté tres meses después sin brazos”, recordó Felix.
Apenas ingresó al hospital, los médicos lo indujeron al coma por la gravedad de sus heridas. La primera vez que amputaron sus brazos lo hicieron hasta el codo.
Lamentablemente, seguía sufriendo constantes infecciones y tuvieron que realizar otra amputación en la que perdió por completo hombros y brazos.
Los años después de su accidente, Felix llegó a recibir nada menos que 54 operaciones. Fue un cambio muy drástico en su vida y todo el trauma lo llevó a refugiarse en el alcohol.
Años después decidió ingresar en rehabilitación. La bebida le había causado aún más estragos en su vida y necesitó dos trasplantes de hígado.
Había recuperado su estabilidad emocional cuando conoció un médico francés especializado en cirugías realmente innovadoras.
“Tu habilidad para hacer las cosas que tienes que hacer. Es mucho mayor cuando te sientes feliz en lugar de cuando te sientes miserable. Escoge la gratitud y sigue adelante”, dijo Felix.
Felix lo contactó y el médico se sintió muy interesado por su caso. Un año después, Felix se mudó a Francia para poder estar más cerca de su nuevo cirujano.
Allí conoció a su esposa, una profesora de yoga con la que comparte un hermoso hogar y un par de mascotas.
Finalmente llegó la llamada que tanto había esperado y recibió un doble trasplante de brazos y hombros.
Los médicos le explicaron que los nervios crecen un milímetro por día y que tardarían un año en llegar a su codo, probablemente dos años en llegar a sus manos.
Sin embargo, seis meses después de su operación, Felix puede sentir su antebrazo y realiza pequeños movimientos en sus bíceps. Ha sido un éxito total.
“Mi hígado es danés. Mis brazos son franceses. Soy un Frankenstein moderno. Nadie más ha perdido sus brazos, hombros para luego recuperarlos. Me considero muy pero muy privilegiado”, dijo Felix.
Se espera que con el paso de los años, Felix logre recuperar cada vez más movimiento. Mientras tanto, el inspirador luchador comparte su día a día a través de sus redes sociales y se ha convertido en una fuente de inspiración para muchos. Esperamos que siga mejorando para que disfrute al máximo de su vida.
Felix ha sobrevivido a las dificultades más inimaginables y sigue enfrentando cada día con una actitud verdaderamente inspiradora. Su historia merece ser conocida por todos. ¡Comparte!