Seguramente son muchas las parejas que, teniendo que respetar el aislamiento social provocado por el nuevo brote de coronavirus, han dicho la frase: “Te quiero, pero cuidarme y cuidarnos es más importante”. Porque el brote viral no solo vino a poner en riesgo la salud de las personas, sino que también sus trabajos, rutinas y relaciones sentimentales.
Estas últimas, cuando no se comparte el mismo espacio, han tenido que enfrentarse al desafío de la distancia. El problema es que para algunos contar con el vínculo físico es algo casi vital.
Desde el inicio de 2020, cientos de parejas en el mundo no han tenido otra opción que no sea la de estar separadas debido al virus del COVID-19, ya sea por la solicitud general de los gobiernos de guardar la cuarentena, o porque alguno de los dos resultó positivo a la enfermedad.
La historia de Collin Oulette, de 19 años de edad y su novia Camila Baldasso, dos años menor, nos demuestra con creces que, cuando el amor es verdadero, no existen obstáculos que valgan para que este continúe y se consolide.
Porque la esperanza es lo último que muere, esta mala noticia producida por esta coyuntura no iba a separarlos.
Ambos jóvenes, oriundos de la ciudad de Texas, en Estados Unidos deseaban asegurarse de que ninguno de los dos hubiese contraído la enfermedad, sobre todo teniendo en cuenta que su ciudad ha sido una de las más golpeadas de la Unión Americana.
Desafortunadamente, Camila dio positivo, y aunque era asintomática era necesario que se mantuviera en aislamiento preventivo hasta que se recuperara. Por ello, Collin le hizo la promesa de no dejarla sola jamás, aunque no pudieran verse en persona, y que haría de sus días más llevaderos y divertidos.
La joven no sabía cómo, pero nunca dejó de creer en su adorado y él, por su parte, nunca dejó de honrar su juramento. El enamorado adolescente conducía todos los días hasta la casa de Camila y se estacionaba frente a su ventana, sacaba del auto una silla plegable y se sentaba varias horas frente a ella para que Camila lo viera y no se sintiera tan sola.
“Collin estaba triste porque no iba a ser posible vernos, pero me dijo que estaría siempre conmigo y así fue”, contó Camila.
De esta forma, a pesar de no poder tocarse, seguían estando juntos y demostrándose todo su cariño. El joven se llevaba rompecabezas y comida hasta el hogar de su novia, manteniéndose comunicado con ella a través su teléfono móvil. Había noches de ensueño en las que cenaban “a distancia”, y en las que aprovechaban para hablar de sus cosas.
Para Camila fue muy difícil ese período en el que debió permanecer confinada, sin embargo, tras diez días de recuperación y después de haber acudido a realizarse una segunda prueba que dio negativa, la hora feliz del anhelado reencuentro con su media naranja al fin llegó.
“No podía con tanta alegría. Al fin vería de nuevo al amor de mi vida quien siempre estuvo conmigo”, dijo Camila.
Apenas Collin se enteró de la noticia fue corriendo a casa de Camila y ambos se fundieron en un largo y tierno abrazo que la verdad causó envidia de la buena, pues poder estrechar entre nuestros brazos a alguien que amamos es, sin duda, uno de los mayores privilegios que la vida nos puede ofrecer.
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