Lamentablemente son muchos los padres que transmiten mensajes negativos a sus hijos con el tema del sobrepeso desde la infancia.
Los padres de Esther Field, una joven mujer de 24 años proveniente de Oxford, tenían fobia por la gordura y la obligaron a hacer dieta desde que tenía 7 años. También complementaron sus actividades con una estricta rutina de ejercicios.
Cuando apenas era una niña sus padres le compraron una bicicleta de ejercicios para que mientras estuviera en la casa se mantuviera haciendo activa quemando calorías.
Ellos consideraron que la talla de su ropa era equivalente a la de personas de mayor edad y a partir de ese momento se tomaron la tarea de buscar cómo hacer para que su hija bajara de peso. Lamentablemente no buscaron asesoría.
Hasta el día de hoy, a Esther le sorprende lo temprano que comenzaron sus padres a imponer sobre su vida esos hábitos alimenticios tan desordenados. Tanto fue la fobia inculcada por sus padres que desde niña sintió odio por su cuerpo, fue blanco de burlas en el colegio por su contextura, y era excluida de sitios sociales.
¿A qué niño le gusta estar a dieta? Ella lo odiaba rotundamente. Se rebeló y empezó a esconder comida siempre que podía para satisfacer sus antojos.
Tomaba escondida pequeños trozos de chocolate o dulces y los escondía en el armario, así que cuando iba castigada a mi cuarto tenía un momento de placer al comer lejos de las dietas un maravilloso dulce”.
Durante su infancia sufrió innumerables burlas, inclusive de su familia. Un recuerdo que siempre guarda en su mente es la humillación de su abuelo durante una cena familiar cuando tenía 10 años.
Justo cuando se sentaron a comer su abuelo se levantó y fue a buscar una enorme cuchara para servir y se la dio diciéndole que era de mejor tamaño que la cuchara normal.
Era lo bastante gordita y alta para mi edad, por lo que usaba ropa de adultos, haciendo que mi imagen de niña se desvaneciera. Mis padres usaban esto como un método para hacerme ver que debía bajar de peso para usar ropa acorde a mi edad”.
Afortunadamente a sus 24 años esto no le causó ningún problema psicológico y actualmente se acepta tal como es.
Fue en el 2016 cuando aprendí más sobre el trastorno por atracón, también llamado ingesta excesiva de comida y me di cuenta de que eso era lo que estaba haciendo. Las ganas excesivas de comer estaban generando un conflicto interno en mi salud».
Esther ha contactado en las redes sociales a algunas personas que considera maravillosas y que la han ayudado mucho en esta etapa de su vida. Publican fotos tal como son restando importancia a la contextura corporal. Hablan sobre la cultura de una dieta sana y equilibrada.
En su cuenta de Instagram alienta a los demás a quererse y amarse tal como son. Para ella todos los cuerpos son aceptables y dignos de amor.
Me di cuenta de que la única razón por la que odié mi cuerpo durante tanto tiempo fue porque me dijeron en toda mi vida que mi cuerpo no era lo suficientemente bonito.
Eso hizo que no lo aceptara. Mis padres cometieron un gran error debieron enseñarme a alimentarme adecuadamente y mostrarme los riegos que trae la obesidad”.
En su página de Instagram alienta a los demás a quererse y amarse tal como son.
Quiero que la gente sepa que todos los cuerpos son asombrosos y que no existe el cuerpo «feo o malo».
Esther decidió publicar su historia porque sabe que muchas personas han vivido o viven una experiencia similar a la suya.
No dejes de compartirla son muchos los que necesitan ayuda para mejorar su autoestima y superar los traumas que les impiden ser felices.