Sin duda alguna, convertirse en madre es una de las experiencias más hermosas por las que puede pasar un ser humano, pero como todo lo bueno en esta vida, puede ser difícil de conseguir.
Desde la concepción hasta el parto, tener a un pequeño humano creciendo en tu interior puede ser un desafío; sin embargo, cada día se crean nuevas técnicas para que el parto sea una experiencia más llevadera tanto para las madres primerizas como para las expertas.
El obstetra de origen brasileño Fernando Guedes da Cunha, por ejemplo, ha descubierto que mediante el poder del baile puede ayudar a sus pacientes a tener una experiencia más amena a la hora de dar a luz, ya que los movimientos rítmicos ayudan a la madre a relajarse, lo que ayuda a que el parto se dé de manera natural y sin necesidad de ningún tipo de sedantes.
Hace un tiempo el obstetra publicó un video en sus redes sociales donde se veía a él y una de sus pacientes, Camila Rocha, bailando al ritmo de “Paradinha” interpretada por Anita.
“Ella pidió la música, inventamos la coreografía en el momento y el resultado fue un parto normal y hermoso”, agregó el médico en la publicación donde compartió el video que hasta la fecha se ha hecho viral en las redes.
Como defensor del parto natural, Fernando respeta la autonomía de la mujer a la hora de dar a luz y, siempre que la madre esté de acuerdo, él no tiene problema en acompañarla en una divertida sesión de baile.
Este concepto resulta especialmente interesante ya que antiguamente las mujeres solían dar a luz de pie pues, ayudadas por la gravedad, les era muchísimo más fácil dar a luz y él bebe salía del cuerpo de su madre prácticamente por su propio peso.
Sin embargo, se dice que en el siglo XIV el rey Luis de Francia exigió que su mujer diera a luz acostada para así poder presenciar el nacimiento de su hijo y al ginecólogo que atendió el parto le pareció una posición muy cómoda para él ya que no tenía que agacharse o acostarse para recibir al bebé.
Es por esto que se empezó a comentar lo ideal que era esta posición de parto y se volvió la norma general, a pesar de que verdaderamente no ayuda mucho a la mujer.