Los humanos somos seres brillantes, a veces demasiado y otras veces no tanto. La idea de que alguien podría tomar su “genialidad” para utilizarlo en algo realmente despreciable como engañar a sus padres y estafar a sus amigos, es una situación bastante complicada y sin duda es algo que no se ve con mucha frecuencia, pero sucede.
Una mujer llamada Hanna Dickenson, de 24 años de edad, estafó a su familia, amigos y vecinos haciéndoles creer que padecía una rara especie de cáncer terminal y que necesitaba dinero para un tratamiento en el extranjero.
La habitante de Melbourne, Australia, fingió frente a sus progenitores y amigos más cercanos el estar padeciendo una enfermedad terminal, alegando que solo tendría pocos meses de vida de no tomar un “tratamiento” sumamente costoso y que el mismo solo podría recibirlo en Tailandia y Nueva Zelanda. Todo esto teniendo solamente 19 años de edad.
Ha transcurrido cinco años desde entonces y está siendo procesada y a punto de ser sentenciada por haberse lucrado con dinero ajeno utilizando engaños.
En aquel momento por supuesto, la noticia fue devastadora para sus padres. Aun y luchando para mantenerse ellos mismos, buscaron ayuda de amigos, vecinos y otros familiares con lo que lograron recaudar más de 32 mil dólares, que la joven utilizaría posteriormente para fumar, consumir drogas, beber alcohol y salir de fiesta.
Uno de los más grandes donadores era de hecho un vecino de la comunidad, quien habría sobrevivido a una enfermedad parecida y que de forma desinteresada, le entregó a la familia la suma de más de 7 mil dólares para el supuesto tratamiento de Hanna.
Sería otro vecino, víctima de la cruel chica, quien la entregaría a las autoridades, después de monitorear sus redes sociales y ver la clase de “estilo de vida” que la joven “enferma” estaba mostrando. Dickenson, asistió a fiestas en yates a aguas extranjeras y a otros países, todo mientras aparentaba estar muy enferma.
La agente de bienes raíces fue sentenciada a tres meses de cárcel, 150 horas de servicio comunitario y a pagar una multa. Además deberá cumplir con un tratamiento para el abuso de sustancias tóxicas. Uno de los magistrados de la Corte de Melbourne describió el comportamiento de la joven como “miserable” y “despreciable”.
Muchas personas de buena voluntad trabajaron muy duro para apoyarla a ella, y pensar que ella tendría la osadía de aparentar estar enferma y acercarse a sus padres para reunir dinero, es algo sumamente despreciable”, comentó el magistrado Starvaggi.
Es lamentable que esta joven haya ideado una farsa tan macabra. Mientras se espera que Hanna cumpla su condena se dice que ella apelará la decisión. Compártelo y déjanos saber tu opinión.