La desaparición de una persona es lamentable, es una situación de incertidumbre y angustia para todos sus seres queridos que no descansan hasta conocer las condiciones en las que se encuentra su pariente en medio del peligro.
Después de 42 años, los inspectores Rich Morgan y Ed Clouse localizaron en un hogar de ancianos en Massachusetts, a Flora Stevens, una mujer que había desaparecido en agosto de 1975 después de que su marido la dejara en una cita médica en Monticello, Nueva York.
Los inspectores se encontraban realizando un trabajo de investigación aislado al caso de esta mujer de la tercera edad.
Los agentes no pudieron confirmar su paradero de manera inmediata por la condición de demencia que padece esta mujer de 78 años. No tenía capacidad de pronunciar más de un par de palabras. Sin embargo, realizaron las acciones pertinentes para determinar su verdadera identidad.
El caso de la desaparición de esta mujer se resolvió para ese momento cuando un investigador del estado de Nueva York contactó a la Oficina del Sheriff del Condado de Sullivan en septiembre por unos restos humanos hallados en el condado de Orange, Nueva York. Estos huesos eran muy similares a la descripción de esta mujer.
Cuando Flora desapareció en Monticello, ubicado aproximadamente a 110 km de la ciudad de Nueva York tenía 36 años y era empleada de un centro turístico de Catskills.
Con una muestra del ADN de Flora, el agente Rich resolvió buscar información en la base de datos federales y estatales para tratar de localizar a algún familiar.
Las autoridades reconocieron que no es muy frecuente que se resuelvan desapariciones con más de 4 décadas.
«Lo importante es saber que Flora está a salvo».
Cuando los detectives le mostraron la identificación del pase de seguridad del Hotel donde trabajaba cuando desapareció, ella se reconoció en la fotografía. En medio de su demencia esta mujer respondió “yo”.
Sus expedientes médicos mostraron evidencias de que había vivido en otros hogares de cuidado antes de llegar a la residencia donde fue hallada.
Había estado en New Hampshire y en la ciudad de Nueva York antes de llegar a Lowell en 2001.
Lamentablemente, los motivos de su desaparición seguirán siendo un misterio. Debido a su enfermedad, esta mujer no puede aportar ningún dato confiable que pueda vincular alguna situación en la que haya estado implicada.
Tampoco tiene familiares vivos. Las autoridades confirmaron que su marido murió en 1985.
Sus familiares seguramente lloraron su pérdida porque un día cualquiera ella no regresó a casa, ahora su historia deja muchas interrogantes por responder. Comparte este impresionante hallazgo, esperamos que aparezca algún familiar de Flora.