Freia David, con Síndrome de Down, comenzó a trabajar en un local de McDonald’s en 1984 en Massachusetts, consiguió el empleo por medio de un programa de reclutamiento para adultos con dificultades cognitivas.
Ella se destacó desde la fase de su entrenamiento, en solo seis meses se había convertido en un pilar del restaurante.
Se encargaba del freír y servir las patatas que ofrecía el restaurante, alcanzó a servir 500.000 kilos de patatas fritas. Trabajó durante décadas con mucho ahínco y perseverancia.
Hasta que su madre, de 90 años, la instó a jubilarse, necesitaba su compañía porque con el paso de los años sufría pérdidas de memoria y otras afecciones de salud asociadas a la vejez.
Cuando Freia se retiró le rindieron un emotivo homenaje en McDonald’s, más de cien personas se congregaron en el restaurante para despedirse de ella y agradecerle toda su entrega y amabilidad.
Le regalaron un collar de plata con un dije en forma de caja de patatas fritas y la Cámara de Representantes estatales también la rindió un tributo.
Mientras Freia trabajó en McDonald’s fue muy querida por todos sus compañeros y clientes a quienes les ofrecía un trato especial. Ahora lamentan la irreparable pérdida de la mujer de 55 años que les regaló sonrisas y momentos memorables.
El pasado domingo 5 de mayo fue publicado un obituario en honor a Freia, que falleció el pasado 30 de abril.
Los medios de comunicación locales le dedicaron mensajes de despedida, comentaron que siempre será recordada por su amistad y alegría.
“Es una de las personas más bellas y optimistas que puede existir”, dijo uno de sus amigos de la infancia.
Freia nació en medio de una familia muy amorosa, su condición nunca fue una limitante para ella. Se graduó en Needham High School, participó en Olimpiadas Especiales, hizo muchos amigos durante su vida.
Amaba disfrutar de la música, compartir con sus seres queridos y ver las películas de Disney.
Se dedicó desde 1984 hasta el 2016 a su trabajo en McDonald’s, cuando se despidió celebraron una gran fiesta que la convirtió en una celebridad porque fue reseñada en muchos medios.
Ese día todos los clientes recibían una orden de patatas gratis en honor a ella.
Bob Broughton, director de operaciones del restaurante, y Timothy McCoy, dueño del establecimiento, comentaron que durante el tiempo en el que Freia trabajó en el restaurante aprendieron que tenía mucho que ofrecer.
“Su sonrisa, su entusiasmo y sus abrazos diarios hicieron de nuestro restaurante algo más que un simple restaurante”.
Freia trabajaba cinco turnos cada semana, llegaba una hora antes, y algunas veces bailaba frente a la estación de las freidoras. A pesar de que los sábados era su día libre iba al restaurante, pero para comer con su madre y darle a sus amigos abrazos y gestos de cariño.
Siempre será recordada por la alegría que transmitía a todos a su alrededor y su constancia y compromiso en el trabajo demostrando que todas las personas tienen derecho a las mismas oportunidades sin ser subestimadas por su condición. Compártelo.