Kristen Kingsbury es una amorosa madre de siete chicos. Su familia siempre ha resaltado por ser sumamente particular y aprovechar cada día para hacer alguna travesura y mantenerse siempre con la mejor actitud posible.
Un ejemplo de esto es que Kristen van con sus hijos al supermercado vestida con un tutú para hacer reír a sus hijas más pequeñas.
“Muchos nos ven como una familia extravagante”.
Cuando la familia Kingsbury se mudó a un nuevo vecindario pensaron que era el momento ideal para hacer nuevos amigos.
No podían imaginar que se toparían con muchas madres que sólo les darían tratos injustos y se encargarían de hacer sus vidas prácticamente imposibles.
Pascal, una de las hijas de Kristen, no tardó en hacer amistad con otra chica del lugar. Un par de días después su madre contactó a Kristen para decirle que tenían que hablar seriamente.
“Pensé que sería genial. Quería conocer otras madres y compartir con ellas alguna copa de vino”.
Sin embargo, las cosas fueron muy diferentes. En cuanto la mujer llegó se sentó en mueble de Kristen y le explicó que sus hijas no podían ser amigas.
Simplemente no estaban de acuerdo con la alegre personalidad que tenían todos los miembros de la familia Kingsbury y temían que pudieran convertirse en una mala influencia para los demás.
“No eres nuestro tipo de gente. Nunca serás como nosotros y todos en el vecindario lo saben”.
La vecina se fue tan rápido que Kristen nunca tuvo tiempo de responder o defender a su familia. Parecía que sólo quería dejar en claro que nunca la aceptarían en un lugar tan tradicional.
Desde entonces, comenzó un tortuoso camino para la amorosa madre. Intentó unirse a la Asociación de Padres en la escuela pero siempre la ignoraban. No la invitaban a las reuniones y se aseguraban de que ella nunca quedara a cargo de ninguna tarea. Fueron días muy tristes para ella.
“Pretendían fingir que nunca me escuchaban. Fue muy doloroso. Todo lo que quería era sentirme incluida”.
Por desgracia, el caso de Kristen no es el único. Una encuesta en la que participaron más de 1.500 padres señala que al menos el 69% recibió tratos injustos o fue cruelmente rechazado por parte de los padres o madres de otros chicos.
“Me concentro en mi familia y me mantengo fuerte. No los voy a dejar cambiar lo que soy”.
Después de un par de años, Kristen ha logrado sentirse más fuerte y segura de sí misma y ha aprendido a no dejarse llevar por los terribles comentarios que tantos hacen en su contra.
Ahora, quiere dar a conocer su historia para crear conciencia sobre lo que sin duda es un alarmante problema que debe ser tratado.
No te vayas sin compartir esta nota para apoyar a tantas madres que pueden estar pasando por la misma situación de los Kingsbury.