Su nombre es Nikki Black, es comediante, tiene 25 años de edad y vive en Los Ángeles, Estados Unidos.
Cuando tenía 23 años fue a hacerse un chequeo médico porque intuyó que algo pasaba, le hicieron una biopsia y poco tiempo después su doctor la llamó para darle una devastadora noticia: tenía cáncer de mama.
Su hermano la acompañaba en el momento de la noticia. Para ella todo se derrumbó y el miedo invadió su corazón. Se comunicó con su madre para contarle lo sucedido. Todos estaban desconcertados, en su familia no había ningún antecedente de cáncer de mama.
Desde entonces comenzó su lucha para ganar la batalla. Contaba con el apoyo de su familia y de sus compañeros de trabajo. Necesitó someterse a ciclos de quimioterapia y a una mastectomía.
En medio del dolor y la incertidumbre ella se dedicó al arte, al maquillaje y a la fotografía. Ocuparon un papel muy importante para Nikki esos días difíciles.
Ella manifestó que: “Cuando tienes cáncer, pierdes el control de tu cuerpo de muchas maneras. Yo literalmente perdí el control de mis pechos, perdí la sensibilidad, perdí mis pezones y tuve que lidiar con un dolor diferente cada día.
Parece que la enfermedad estaba extremadamente sexualizada, hubo chicos que me preguntaron qué tamaño de pechos estaba planeando ponerme y me decían que me veía extraña.
También otra persona me dijo que debía hacer actividades pornográficas dirigidas a personas con fetiches después de que me recuperara”. Hay gente que a veces está mejor callada.
Para ella lo más importante era sentirse bien y llevar un mensaje de prevención a todas las mujeres.
Después de pasar por una reconstrucción de mamas, decidió hacerse tatuajes para recuperar la sensibilidad y el amor en esa parte de su cuerpo que ya no era la misma, pero estaba allí y ella estaba viva.
Entonces contactó a Holly Feneht, quien tiene una tienda de tatuajes llamada The Gilded Lily Desing y se especializa en arte asociado a la reconstrucción de lesiones.
Trabaja en conjunto con hospitales de la zona para cubrir cicatrices de los pacientes y tiene mucha experiencia en tatuajes para aquellas mujeres que han sufrido una mastectomía. Después de conversar acordaron que se haría un diseño que incorporaría flores y un pescado como símbolo del signo Piscis de Nikky, atendiendo a su petición.
Estaba muy emocionada y agradecida por el trabajo, sus tatuajes le parecían perfectos. Según sus palabras: “Tatuarme ha sido como una terapia, una cirugía para el alma”.
Ahora Nikki está en control y necesita hacerse chequeos muy a menudo durante los próximos cinco años. Espera escribir un material acerca de su experiencia que sirva para ayudar a otras mujeres luchadoras como ella. Puedes conocer más en su cuenta de Twitter.
No olvides compartir esta historia con todos tus amigos. El mensaje es muy importante para que todas las mujeres se examinen y se pueda prevenir esta dura enfermedad.