Los seres humanos pensamos que la capacidad de raciocinio nos hace superiores frente a otras especies, y por ello ejercemos dominio sobre ellas.
Sin embargo, la historia que hoy queremos compartir nos demuestra que no siempre es así y que en muchas ocasiones los supuestos “irracionales” toman decisiones que cambian nuestras vidas para siempre.
En una mañana de enero, cuando iba caminando hacia su taller de carpintería en Long Beach, California, Justin La Rose vio que en el depósito de los desechos se encontraba un pequeño gatito pardo.
El hombre se detuvo a observarlo y lo llamó. Inmediatamente el diminuto felino, se acercó hacia él maullando y frotándose contra sus piernas, ya el gatito había decidido que él sería su humano, hubo una conexión inmediata.
Evidentemente el pequeño se encontraba hambriento, por lo cual Justin se dirigió a una tienda, le compró comida y se dirigió con él hasta la carpintería, donde comenzó el breve proceso de adaptación de “Grizzly”, como fue bautizado por su humano, en evidente referencia al color pardo de su pelaje, en el cual destaca su brillante mirada.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, el pequeño gatito pardo se encontró muy a gusto en el taller a pesar del intenso ruido generado por la maquinaria que utiliza La Rose para desarrollar sus labores. Generalmente, se trepa sobre sus hombros para observar la evolución de sus trabajos y desde allí le brinda su cálida compañía.
Muchos compañeros de trabajo manifiestan su divertido asombro al percatarse de la naturalidad con la que Justin utiliza la lijadora sobre los listones de madera con su pequeña mascota subida sobre los hombros.
En ocasiones se sube de una manera tan sigilosa que este no se entera hasta que los compañeros se lo hacen notar. Igualmente, le encanta observar el ir y venir de Justin a la hora de organizar los implementos de la carpintería, observándolo cuidadosamente mientras coloca cada cosa en su lugar.
Grizzly ha resultado ser un juguetón empedernido que disfruta intensamente de jugar con las bolsas y cajas que encuentra en el taller, así como con los coloridos juguetes para mascotas que su humano le compra en la tienda de mascotas, haciendo que crujan y produzcan divertidos ruidos, para después acurrucarse y dormir profundamente.
Justin La Rose confiesa que ama profundamente a su pequeño gatito pardo que lo eligió a él para cambiarle la vida. Muchas veces cuando creemos que somos nosotros los que tomamos la decisión de escoger a nuestros afectos, resultamos ser elegidos por ellos para toda la vida.
¡Comparte esta hermosa historia con todos tus amigos amantes de los gatos!