Traer un hijo al mundo, además de la alegría que supone ciertamente para muchas madres puede resultar abrumador. Pero cuando se trata de un embarazo múltiple, definitivamente los padres pueden volverse un poco ansiosos, especialmente porque hasta no darlos a luz y ver que todo está perfecto, no pueden estar tranquilos.
Es lo que les sucedió a Alissa y Michael Dunn, una pareja que fue bendecida con la llegada de sus gemelas Madeline e Isabella, el 4 de julio de 2007.
Cuando las vieron nacer todo estaba perfecto y su tranquilidad volvió, pero no por mucho tiempo. Lamentablemente, en un chequeo de rutina el doctor observó que el estómago de Madeline estaba particularmente hinchado, miró a los padres con el rostro pálido y ellos de inmediato supieron que no se trataría de una revisión cualquiera.
Las sospechas del doctor eran ciertas: Madeline, con apenas 2 meses de edad, padecía de un extraño tipo de cáncer llamado neuroblastoma, en estadio 4S.
Como era lógico, los padres estaban devastados. Sólo pensar a lo que se tendría que enfrentar la pequeña Made siendo apenas una recién nacida, se les partía el corazón. Todo era muy fuerte, pero lo peor estaba por venir.
Al poco tiempo, en otro chequeo, le tocó el turno a Isabella. Tras experimentar los mismos síntomas que su hermana, el doctor descubrió que tenía exactamente el mismo tumor que Madeline y en el mismo lugar.
Además de que el tipo de cáncer era muy extraño, más raro aún era que gemelos idénticos desarrollen el mismo tipo de cáncer, haciendo que los médicos dudaran seriamente de que fueran capaces de sobrevivir.
¡Lo que se venía para las pequeñas era devastador!
Después de realizarse una junta médica, se tomó la decisión de que las pequeñas fueran sometidas a un tratamiento de quimioterapia a pesar de su corta edad. Pero para eso deberían ser sometidas al procedimiento por separado. Mientras tanto, Alissa y Michael se aferraban a su fe en Dios como el único camino para pedir un milagro para sus bebés.
“Las cosas empezaron a verse sombrías, se enfermaron muy rápido. Y tenían tanto dolor que no podías tocar su piel. Parecía que se resquebrajaría ”, relató Alyssa a los medios.
Era verdaderamente descorazonador verlas sufrir, y por separado. Pero de pronto, los médicos intentaron hacer algo que cambió el curso de las cosas.
Decidieron que el resto del tratamiento de quimioterapia lo recibieran juntas y lo que experimentaron fue sorprendente.
«¡Se reconocieron al instante. Sus sonrisas regresaron y comenzaron a patear, no lo habían hecho en un mes!», dijo su madre.
Milagrosamente, de alguna manera su salud mejoró con cada semana que pasaba. Lo único que necesitaban era sentir que estaban ahí la una para la otra.
La mejoría fue un hecho y después de varios meses de tratamientos y de verlas fortalecidas, los médicos las sometieron a una nueva resonancia magnética, sus padres esperaban con ansias los resultados.
Dos semanas antes de Navidad, recibieron la llamada telefónica que tanto habían estado esperando.
¡Ambas niñas estaban sanas, y sin rastro de cáncer!
Han pasado 7 años desde que Isabella y Madelin han vencido en su batalla contra el cáncer. Su amor de hermanas es lo que las mantuvo fuertes y el empuje que necesitaron para curarse.
Las pequeñas viven felices con el cariño de sus padres que agradecen día y noche por el milagro de la vida de sus hijas.
Aquí puedes ver un documental sobre la milagrosa recuperación de las gemelas:
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