Gerhart Hirsch, conocido con el seudónimo, André Gorz, filósofo de 82 años, decidió dedicarle unas líneas a su esposa antes de perder la vida, con esa carta plasmó el amor que sentía por la que fue su compañera desde hace seis décadas.
El filósofo y su esposa Dorine fueron hallados sin vida en su casa en Vosnon, Francia, tomaron la decisión de partir juntos al cielo.
En el mensaje que André escribió para ella expresa en sentimiento que los mantuvo unidos por tanto tiempo:
“Acababas de cumplir 82 años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca”.
Con esas conmovedoras palabras quiso hacerle saber a Dorine la admiración que sentía por ella, quien luchaba contra una enfermedad terminal que les impedía seguir soñando con un futuro juntos.
Su relación comenzó en 1947 cuando él vio a Dorine mientras jugaba póker, sabía que el destino los haría reencontrarse y así fue, André se describió como un judío austríaco que no tenía un centavo.
Dorine, inglesa, intentaba volver a la vida después de la dolorosa experiencia de la posguerra, tras celebrar su cumpleaños número 60 fue diagnosticada con una enfermedad degenerativa.
André decidió abandonar su trabajo para cuidarla y ofrecerle la atención que necesitaba ante los síntomas de su enfermedad.
El filósofo dijo: “Me pregunté qué era lo accidental a lo que debía renunciar para concentrarme en lo esencial”.
“Estábamos hechos para protegernos el uno al otro. Necesitábamos crear juntos, el uno para el otro, un lugar en el mundo que nos había sido originalmente negado. Pero, para ello, era necesario que nuestro amor fuera también un pacto para toda la vida”.
“Recuerdo haber escrito que, a fin de cuentas, solo me importaba una cosa: estar contigo. Me resulta inimaginable seguir escribiendo si tú ya no estás. Tú eres lo esencial, sin lo cual todo lo demás, lo importante que me parezca mientras estás ahí, pierde su sentido y su importancia. Eso te decía en la dedicatoria de mi último escrito. Seremos lo que hagamos juntos”, agregó el filósofo.
“No quiero asistir a tu cremación, no quiero recibir tus cenizas en un recipiente”, dijo André. Se negaba a enfrentarse a la idea de que su compañera abandonaría este mundo y él se quedaría solo con el dolor de su partida.
Ambos fallecieron abrazados en la cama donde siempre habían dormido juntos, fue su decisión irse al mismo tiempo el 22 de septiembre del 2007.
Su emotiva historia de amor sigue conmoviendo a miles de personas, no te vayas sin compartirla.