Limpiar los cristales de una casa es una de las tareas más complicadas por su grado de dificultad, que se incrementa grandemente cuando se trata de un departamento que se encuentra a muchos metros de altura.
Por ello, hay trabajadores especializados en limpiar los cristales de altos edificios, siempre portando un equipo de protección especial. Pero, desafortunadamente, algunos empleadores no tienen consideración alguna con las personas y son capaces de poner en riesgo su vida para mantener su hogar impecable, como sucedió en un edificio del sector oeste de Brasil.
Una escena no apta para personas que padecen de acrofobia, terror a las alturas, fue capturada en vídeo hace unos días en Goiânia, cuando se filmó a una mujer arriesgando su vida fuera de la ventana de un edificio para poder limpiarla.
La intrépida mujer, vestida con una camiseta de color amarillo, falda de color negro y con los pies descalzos, se encontraba en el sexto piso de un alto edificio, sin ningún tipo de protección que pudiera salvar su vida en caso de algún accidente.
“No entiendo a esos jefes que permiten que sus asistentes hagan esto: limpiar vidrios por afuera a muchos metros de altura. Se debe contratar a una empresa de limpieza para hacer eso, yo jamás lo haría. Esa persona puede pagar con su vida limpiar los vidrios, la justicia tiene que revisar esto urgentemente”, comentó un consternado internauta.
La mujer estaba de pie en una pequeña estructura fuera del apartamento, sin siquiera una cerca de la cual poder sostenerse. Mientras limpiaba el vidrio, otra persona se quedó dentro de la casa sosteniendo la ventana.
El miedo de la mujer trabajadora era más que evidente: trataba de aferrarse con los dedos de los pies al concreto y estaba ligeramente encogida para controlar mejor sus movimientos. Pese a temer que algo malo pudiera suceder, tuvo que estirarse lo más que pudo para alcanzar el lado más alto de la ventana, lavarlo con jabón y después secarlo.
El insólito momento fue capturado por uno de los vecinos del edificio de enfrente, quien temía que lo peor sucediera y la mujer cayera al vacío. Su terror fue tanto, que incluso le gritó que regresara al departamento.
Pero, al parecer, ni siquiera las súplicas del vecino pudieron hacer que el inconsciente jefe de esta mujer reaccionara y tuviera un poco de empatía; y solo después de terminar de limpiar le permitió entrar por la ventana.