Ya hemos hablado anteriormente de los delitos y de las faltas (pecados mortales y veniales, según la terminología de nuestros clásicos) cometidas por la imperfección del ser humano, podemos decir que el delito es una acción, antijurídica, típica, culpable y punible.
Muchas veces la ignorancia y la impulsividad hacen estallar las más hondas y bajas pasiones de manera intempestiva, con la pulsión del instinto más primordial y carente de racionalidad.
Esta es la experiencia de un médico perteneciente al municipio de Paracho, en Michoacán, México, quien fue víctima de la agresión hacia su padre por parte de vecinos de la comunidad, quienes le acusaron de inyectar veneno a un paciente de pulmonía atípica que murió poco después de que el doctor le atendiera.
El hijo del médico, quien se identificó como Salvador Jasso, subió el vídeo de la vengativa acción a sus cuentas de las redes sociales, donde se le ve desde un automóvil en marcha huyendo del pueblo tras la agresión junto a la víctima y el resto de su familia.
“Hoy nos tocó ser testigos de la estupidez y de la ignorancia de la gente de nuestro querido México. Hoy salimos huyendo del pueblo de Paracho porque nos golpearon y nos tocó ver cómo una profesión tan noble, que es el ser médico, se ha convertido en un delito en este país”, lamentó el hombre ensangrentado y con marcas de golpes en la cara.
Según relata Jasso, la turba buscó agredir al médico porque esa mañana atendió a una persona que presentaba un cuadro de neumonía atípica y le inyectó dexametasona, un poderoso antiinflamatorio e inmunosupresor, para posteriormente remitirlo a un hospital para descartar que tuviera COVID-19.
Sin embargo, el paciente falleció poco después de recibir atención, por lo que los pobladores culparon al doctor de inyectarle deliberadamente alguna sustancia que le produjo la muerte.
La innoble agresión sucedió el pasado 13 de julio por la tarde, cuando entre 15 y 20 personas se presentaron cubiertas con capuchas al domicilio pidiendo ver al doctor, en una actitud de evidente amedrentamiento. A todas estas, el galeno se encontraba descansando en el interior de la residencia.
De esta manera, y sabiendo el peligro que corría su padre, Salvador intentó cerrar la puerta, pero fue retenido con un fuerte puñetazo que le fracturó la nariz, mientras que su padre tampoco se salvó de recibir unas cuantas heridas.
Por otro lado, como agravante se pudo conocer que los agresores se encontraban bajo estado de ebriedad.
“Díganme ustedes si no es una gran estupidez de esta gente ignorante… hoy por una noble profesión que se convirtió en un delito salimos huyendo de nuestro pueblo. Mi papá se expone, nos expone a nosotros, con tal de ejercer su profesión y miren cómo quedamos”, dijo Jasso con evidente frustración.
En el caso de la responsabilidad extracontractual derivada del ejercicio de la profesión de la Medicina, concurren en su determinación, además de factores propios de su ejercicio privado, otros de carácter público y algunos que trascienden la esfera de lo concreto, como son los preceptos éticos y morales.
En este momento de pandemia que estamos atravesando como generación, resulta más urgente que nunca apelar a la tolerancia y tener en consideración a esos cientos de miles de profesionales de la salud que exponen sus vidas en función de la de sus congéneres.
Comparte esta historia con tus familiares y amigos y rindámosle durante esta pandemia un tributo a estos hombres y mujeres, héroes y heroínas paladines de la vida que son los médicos.