Ser un persona extrovertida puede representar muchos beneficios en la vida personal y profesional, pero no siempre es fácil vencer la timidez y atreverse a dar el primer paso para ser una persona confiada y segura de sí misma.
Esto lo sabe bien Kaley Chu, una joven de 21 años, quien se mudó de su natal Hong Kong a Australia para comenzar una vida nueva, pero rápidamente se dio cuenta de que no era capaz de mantener una conversación con otra persona.
Pese a que Kaley tenía un perfecto dominio del inglés, no podía mantener una conversación fluida en su nuevo hogar, simplemente porque según su criterio no tenía nada interesante de lo cual poder hablar.
Así que motivada por su jefe, decidió tomar cartas en el asunto para vencer la timidez.
Kaley acudió las redes sociales para aumentar sus contactos, hacer nuevos amigos y sentirse confiada en todo momento. Así que comenzó a enviar distintas invitaciones a extraños para comer a través de Linkedin, creando una gran red de contactos.
Se propuso comer con 100 extraños, porque le pareció que era un número realista y fácil de alcanzar, siendo especialista en finanzas es experta en el manejo de los números y sabe cómo hacer que las probabilidades jueguen a su favor.
Solo el 10 por ciento de las invitaciones de Kaley fueron aceptadas. Entre los que dijeron que sí estaban dueños de negocios, electricistas, maestros, ingenieros, diseñadores gráficos, programadores de TI y conductores de camiones.
Durante los primeros almuerzos no pasó nada interesante, pero conforme fue conociendo más personas todo fue fluyendo y pudo tener más temas de los cuales conversar. Hasta que un almuerzo con un multimillonario le hizo reflexionar y cambió su forma de ver el mundo.
“Le dije que lo único que quería era pagar las cuentas y vivir feliz para siempre. Creo que esperaba que tuviera grandes metas y sueños. Me hizo pensar que tal vez podría hacer más, y que había subestimado mi potencial”, dijo la joven.
A partir de ese momento la joven comenzó a buscar nuevas formas de dejar su huella en el mundo y también vivir al máximo: intentó paracaidismo, corrió un maratón, se unió a una carrera en lodo y escribió un libro sobre su experimento personal.
“Ahora, cuando salgo y conozco gente, generalmente tengo algo divertido que decir. Es fácil establecer una conexión con las personas”, afirma la joven.
Crear una red tan extensa de contactos también ha cambiado la forma en la que trabaja. Atrás quedaron los días de perseguir clientes: sus citas para el almuerzo le ofrecieron nuevas oportunidades y le permitieron conocer a otras personas para construir su red.