Cuando se tienen aspiraciones y deseos de ser alguien en la vida, los obstáculos y dificultades pueden ser superados. Eso lo sabe muy bien una mujer de una etnia originaria en Argentina, quien finalmente vio convertirse en realidad el fruto de su esfuerzo y dedicación.
Adela Sanagachi es una mujer de 43 años que pertenece a la etnia qom y vive en Nainek, Formosa. Se graduó como auxiliar de enfermera en 2005 y gracias a todo lo que aprendió en sus estudios pudo cuidar a su madre cuando estuvo enferma.
Trabajó en el Centro de Salud Namqom de Formosa, y allí tuvo la oportunidad de conocer a Timoteo García quien ahora es su esposo y con quien tiene un niño de cuatro años. Y a pesar de que quería seguir avanzando en sus estudios de enfermera, se le hacía difícil por los múltiples problemas personales que enfrentaba.
«Él es Agente Sanitario y además de mi mamá, es quien más me apoyó y alentó para que terminara la carrera», dijo la enamorada mujer.
Sus colegas y compañeros de trabajo la animaban para que siguiera adelante y no desistiera de su meta. Y Adela junto a 28 personas de su comunidad comenzaron a estudiar enfermería en la Facultad de Salud de la Universidad Nacional de Formosa.
La cuarentena impidió la asistencia a las instalaciones de la universidad. Se propuso superar los temores a la tecnología y desde su casa, en el barrio Namqom, presentó su último examen a través de la aplicación Zoom.
Finalmente, a principios de julio, se graduó de enfermera universitaria para orgullo propio y de las personas de su etnia.
“Después de varios años de perseverancia y responsabilidad Sanagachi Adela, una mujer de la étnia Qom, oriunda de Nainek, se graduó de enfermera universitaria, de la Facultad de Salud de la Universidad Nacional de Formosa. A quien nos sentimos orgullosos por su merecido éxito», expresaron los representantes del Centro De Investigación Y Educación Popular.
Para Adela no fue nada fácil, pero su logro representa un gran significado para los jóvenes originarios, porque les sirve de motivación y ejemplo a seguir. Si ella pudo, a pesar del sin fin de obstáculos que iban apareciendo a su paso, ellos también.
No deja de agradecer a su madre que siempre le dio ánimos y la aconsejaba a que siguiera sus estudios. En 2011 tuvo que interrumpirlos porque debía acompañarla a la diálisis, incluso tuvieron que mudarse en ese tiempo al sitio donde recibía su tratamiento.
“Me costó mucho llegar a esta meta. Tengo que agradecerle a mi madre más que a nadie que siempre me repetía ‘tienes que estudiar para ser alguien en esta vida'», afirmó la enfermera.
Pero el deseo de superación de la mujer no se detiene, y se ha propuesto seguir avanzando en su carrera, y ser inspiración para muchas personas. Comparte esta hermosa historia con todos tus amigos, y anímate a alcanzar todas tus metas.