Adriana Martínez Reyes es la madre de Salvador Ramos, el joven de 18 años que acabó con la vida de 19 niños y 2 maestras, en la Escuela Escuela Primaria Robb, de Uvalde, Texas.
La mujer de 39 años ha roto su silencio y ha declarado por primera vez a los medios locales detalles sobre la personalidad de su hijo y lo que le llevó a ser el autor de semejante tragedia sin precedentes.
Entre lágrimas, la madre pidió perdón y suplicó que no lo juzguen
«No tengo palabras, no tengo palabras para decir, porque no sé lo que estaba pensando, él tenía sus razones para hacer lo que hizo. Y por favor, no lo juzguen, yo nomás quiero decirles a los niños inocentes que murieron, perdonen a mi hijo… ¡Perdónenme!», empiezan las declaraciones de la madre.
Cuando el entrevistador le pregunta cuáles pudieron ser esas razones, Adriana entra en estado de nervios y exclama:
«A que se acercaran más a sus niños en vez de poner atención a las otras cosas malas, yo no tengo palabras, no sé».
“A veces me sentía intranquila, como pensando ¿en qué anda?, no era un monstruo pero si realmente se enojó, podía ser muy agresivo», declaró en otro momento al periodista Matt Gutman.
Lo cierto es que el saldo de 21 fallecidos y 17 personas lesionadas que dejó el ataque propiciado por Ramos, es un claro reflejo de la falta de regulaciones en el país norteamericano sobre la libre disposición y compra de arm4s. En este caso, las habría adquirido el mismo día que cumplió 18 años.
Al respecto, el periodista le pregunta a la madre: «¿Es cierto que a Salvador se lo regalaron por su cumpleaños?». A lo que ella responde: «No, ese es el gran problema de las redes, la gente pone demasiada atención a las redes sociales. Mi hijo era bien calladito, muy penoso, él no molestaba a nadie, él no le hacía nada a nadie».
Las declaraciones de la madre dan mucho de qué hablar:
Sin embargo, en las primeras versiones que se filtraron a la prensa, se dijo que Salvador tenía una muy mala relación con su madre, ya que ella consumía sustancias. Ella lo negó, pero de hecho, el joven ni siquiera vivía con Adriana sino con sus abuelos.
Además, trascendió que desde pequeño, Salvador sufrió mucho tanto en casa, como en la escuela.
El testimonio de la madre se contradice completamente con el de su pareja, Juan Álvarez, quien aseguró que Salvador se marchó a vivir con su abuela por una discusión que tuvo con Adriana por el WIFI. Una vecina confirmó tal versión y dijo que era común escuchar alborotos entre la mujer y el hijo.
Por su parte, Rolando Reyes, el abuelo del joven, también ofreció declaraciones y aseguró que si bien no tenía una buena relación con el muchacho, «si hubiera sabido antes sus intenciones y lo que había adquirido, lo habría reportado con las autoridades para evitar una tragedia».
En lo que respecta a la abuela, ella sí que lo vio «equipado» para cometer lo que el mundo entero ahora llora y lamenta, pero al intentar detenerlo ella resultó herida a manos de su propio nieto.
El gobernador de Texas, Greg Abbot, dijo severamente al respecto:
«Quien es capaz de apuntar a unos niños y a su propia abuela, debe tener solo maldad en el corazón».
También, el gerente de una cadena de comida rápida donde trabajaba hasta hace poco Salvador, aseguró que era poco sociable, grosero y en más de una ocasión estuvo a punto de perder su trabajo por malos tratos.
Por si fuera poco, minutos antes de la tragedia, Ramos envió una serie de mensajes privados a una adolescente alemana que había conocido recientemente, asegurándole que «tenía un secreto que contarle». Tras enviarle fotos, le confesó que había apuntado a su abuela, y que en breve iría a la Escuela Primaria a ejecutar su plan.
Ahora muchos se preguntan ¿por qué la madre, si notó un comportamiento extraño en su hijo, no hizo nada para que recibiera apoyo profesional? ¿Quién devuelve a la vida a la veintena de víctimas que no merecían partir así?