La música sirve de estímulo para el espíritu. Una dulce melodía tiene el poder de tranquilizarnos o subirnos el ánimo, de allí que existan prácticas como la musicoterapia. Además, este arte también es incorporado a la medicina mediante las terapias de neuro-rehabilitación.
Un bueno ritmo y melodía no sólo nos despierta el alma, sino que trae ciertos beneficios a nuestra salud. En esta ocasión nos ha sorprendido el efecto terapéutico que ha tenido una canción infantil, al lograr que una pequeña con espina bífida pueda caminar.
Harper Comparin tiene 2 años y cuando su madre Erica Comparin, tenía sólo 18 semanas de embarazo, los médicos le informaron que la pequeña nacería con espina bífida.
Según los especialistas lo probable sería que, debido a esta condición genética, la niña estaría paralizada de su estómago hacia abajo, de acuerdo al grado de malformación.
«Sentí que me quitaron a mi hija. La forma en que nuestro especialista lo describió fue muy devastadora. Se sentía como si hubiera perdido a un hijo», dijo Erica Comparin.
A pesar de la noticia, esta madre decidió seguir adelante y procurar darle una vida seguro y de calidad a su pequeña sin importar su condición.
A los 7 meses, antes de que Harper naciera, los médicos hicieron una operación correctiva desde el útero, la intención era aligerar un poco el tamaño de la malformación de su columna vertebral y médula espinal.
Desde antes de nacer la pequeña había empezado a recibir asistencia médica para tratar su espina bífida. Antes de cumplir el primer año de edad, la niña se había sometido a siete cirugías pero llegó un punto en que sus padres decidieron parar con las intervenciones.
Los papás de Harper decidieron probar con algo menos invasivo y llevaron a la niña a las terapias del fisioterapeuta Michelle Schultz, en el John Hopkins All Children’s Hospital en St. Petersburg, Florida.
A pesar de que la dinámica de las terapias era bastante divertida y el ambiente estaba decorado para la comodidad de los niños, al principio Harper no se atrevía ni a poner los pies sobre el suelo.
«Ganarse la confianza de un niño que ha pasado por tantos procedimientos es difícil. Te ven como otra persona que va a empujar y empujar. Tienes que mostrarles que estás allí para ayudarlos a ser niños», dijo Schultz.
Michelle supo cómo ganarse la confianza de la niña con cada sesión. En principio los ejercicios eran bastante sencillos pero llegó un punto en que Harper perdió todo temor y no tuvo reparo en empezar a experimentar con la cinta de correr.
Pero hay algo especial que ha motivado a esta pequeña en sus terapias. Michelle le enseñó a acompañar sus pasos con el ritmo de la canción infantil Baby Shark.
Ayudada de una banda de resistencia, Harper ha empezado a dar sus primeros pasos.
La melodía distrae a la pequeña y la mantiene relajada mientras trabaja arduamente en sus terapias. Sin saberlo, y considerándolos como momentos de diversión, durante las visitas al hospital Harper ha empezado a caminar.
“Harper es una luchadora. Esas cosas son cosas que no puedo enseñar. No puedo enseñar motivación. No puedo enseñar la buena voluntad. No puedo enseñar el poder y la fuerza. Esa personalidad es algo que ya está construido dentro de ti», dijo Schutz.
Sólo mira lo conmovedora que luce y cómo con gallardía se esmera por dar sus pasos con mucha diversión.
Esta exitosa melodía infantil le ha brindado grandes momentos de diversión a muchos niños, pero en la vida de esta familia su ritmo transmite algo más que alegría. Para los Comparin, Baby Shark se ha convertido en un recordatorio de la fortaleza de su hija que ha podido caminar pese a todo los pronósticos.
Comparte esta nota con tus amigos y déjales conocer el particular caso de esta pequeña. La música ha logrado un verdadero milagro ¡Felicidades Harper!