La escuela y el trabajo pueden convertirse en un segundo hogar para muchos. Generalmente en esos espacios, las personas pasan mayor parte de su tiempo e, incluso, hay quienes pasan más tiempo en el trabajo que en su propio hogar.
Por ese motivo, no es de extrañarse que se forme entre los compañeros una gran camaradería que los lleve a tratarse como si todos fuesen parte de una gran familia.
Así se siente el portero de una escuela en Georgia, a quienes sus compañeros y los estudiantes de la institución sorprendieron con una emotiva fiesta sorpresa.
Su nombre es Haze Mabry y el pasado 27 de marzo estuvo cumpliendo 80 años de vida. Por este motivo la comunidad escolar de la Escuela Primaria Pike organizó una fiesta sorpresa especialmente para él.
El Sr. Mabry es veterano del ejército y padre de cuatro hijos pero por más de 13 años ha estado trabajando en la institución y se ha sabido ganar los corazones de mucho.
«Es el mejor trabajo que he tenido. Siempre está pasando algo interesante», dijo Haze.
El día de su cumpleaños, este noble portero llegó a su trabajo con la misma alegría que lo caracteriza, sin imaginar la sorpresa que le esperaba al abrir las puertas del edificio.
El Sr. Haze está acostumbrado a recibir a los estudiantes pero ese día fueron ellos quienes lo recibieron a él.
Los chicos de tercer y quinto grado se alinearon en fila a lo largo del pasillo para rendir honores al amoroso portero. Con pancartas en mano y gritos de felicidad lo sorprendieron.
De forma amorosa, Haze recibió calurosos abrazos de parte de los pequeños.
Un grupo de creativos estudiantes hicieron una pancarta especial, en la cual escribieron las 80 razones por las que quieren al veterano pues lo consideran el mejor portero.
«Él es el corazón de nuestro edificio y él es el sol de nuestro edificio. Esta escuela no sería la misma sin el Sr. Haze.», dijo Lori Dailey Gilreath, maestra de lectura en Pike.
Para este hombre fue una sorpresa muy grata. Aunque disfruta mucho de los niños y las amistades que ha hecho en su trabajo, jamás imaginó que tuvieran semejante detalle con él en su cumpleaños.
“Ellos me atendieron muy bien. Siento que todos esos niños pequeños son míos.”, comentó el Sr. Haze sobre la sorpresa.
Entre los detalles que recibió Haze en su día se cuentan un sinfín de tarjetas de felicidades escritas por todos los estudiantes, eran tantas que debieron llevarse al auto del cumpleañero en un carrito de Golf.
Uno de los chicos también creó un cartel en el que se leía “Feliz cumpleaños, viejo”. Sin duda, este hombre debe ser una persona muy amable y con un gran corazón como para que la escuela entera se esmerara en agasajarlo.
Nos encantan las emotivas sorpresas. Comparte esta con tus amigos y demuéstrales cómo, sin importar el valor, los detalles siempre son lo más importante.