Un reciente caso que pone en tela de juicio todo el sistema judicial boliviano ha levantado una intensa polémica en la opinión pública. Se trata de un hombre que ha permanecido tras las rejas durante 19 años sin recibir una sentencia.
Fue un medio local quien sacó a la luz la indignante situación de Carlos Peralta Aguilera, quien permanecía en la cárcel de Palmasola. Pero lo más sorprendente fue que tras 24 horas de hacerse viral su historia, las autoridades hicieron las gestiones respectivas más rápido que volando para para que obtenga su libertad, y evitar así todas las críticas en su contra. Para rematar la polémica, el Tribunal de Justicia dijo que «no fue error del Órgano Judicial, sino que el hombre no quería dejar la prisión». Algo que no ha dejado indiferente a nadie en Bolivia.
Carlos finalmente se ha reencontrado con su familia, y esta vez gozando de plena libertad.
¿Pero es que acaso si no se hacía público su caso, habría salido de allí? Lo más seguro es que no.
El trámite que no se pudo realizar durante casi una veintena de años, no les tomó más que un día a las autoridades. Y lo más desconcertante es que el Tribunal se ha lavado las manos como «Poncio Pilato».
Al parecer, fue un tuit del ministro de Justicia el acicate para que la justicia actuara y ordenara “la liberación inmediata de la persona en cuestión”.
Los registros reportan que el acusado había sido enjuiciado por participar en un robo agravado, por lo que el 7 de octubre de 2000 fue enviado a Palmasola con detención preventiva. Cuatro años más tarde ya se ordenó su libertad, pero por un error de archivo no se pudo ejecutar tal orden porque todavía constaba otra detención en su contra. Pero tristemente, se trataba de un craso error, ya que era la misma causa que había sido abierta en dos juzgados diferentes.
Sin que nadie pudiera hacer nada para liberarlo, Peralta Aguilera tuvo que permanecer tras los muros de uno de los centros penitenciarios más peligrosos del país, temiendo por su vida y pagando por una condena que no le correspondía.
Palmasola sigue escondiendo entre sus pabellones y pasillos casos e historias que la justicia olvidó, donde hay personas que tras ingresar al penal, quedaron encerradas entre sus muros y se convirtieron en los inquilinos permanentes del reclusorio.
Aunque no todo juega a favor del reo, ya que su pasado delictivo tiene tal historial, que su propio padre prometió no ayudarlo más si volvía a caer en lo mismo. Sin embargo, su conducta fue intachable durante el tiempo que le correspondió permanecer recluso (4 años). Pero de ahí a estar 19 años sin poder salir por un error administrativo es algo que indigna. Y hasta su progenitor pide justicia.
Es increíble que una persona haya tenido que pagar los platos rotos de un sistema caduco. Cuántos Carlos más hay entre los muros de una prisión pagando por una condena que no les corresponde y cuántos desalmados libres por el mundo. ¡Comparte esta noticia!