¿Puede un hombre lanzarse a aguas congeladas para salvar a un perro? La respuesta a esta pregunta resulta obviamente afirmativa. No existe obstáculo que un amante de los animales sea incapaz de sortear con tal de ayudar a un ser indefenso, a punto de sucumbir ahogado bajo el hielo polar.
Las aguas congeladas de Ellicott Island Parkcon fueron testigo de un acto heroico para salvar a un perrito
Un pequeño perrito se encontraba perdido de vista de su amado cuidador, en las inmediaciones de las gélidas aguas de Ellicott Island Park.
Se trata de un gigantesco santuario natural ubicado en Búfalo, Estados Unidos, bañado por el río Tonawanda Creek, un afluente del imponente Niágara.
Durante los meses de invierno, el lugar puede llegar a ostentar temperaturas bajo cero grados Celsius. En esta época del año, el agua llega, de hecho, a un punto de congelación.
El hombre se encontraba visiblemente desesperado. No sabía qué le había pasado a Jackson, su mejor amigo. No se imaginaba cómo hizo para desaparecer así, en pleno paseo, de repente y sin dejar rastro.
En medio de su angustia, se acercó a Donald Chatten, de 50 años de edad, quien paseaba despreocupadamente junto a sus dos perros, Duke y Milo. Con los ojos aguados, le preguntó si había visto a su querido perrito Terrier de color negro.
“Amigo, estoy preocupado por mi perro Jackson. Es un Terrier de color negro que desapareció. Tal vez lo haya visto”, dijo a Donald aquel hombre atribulado.
Sin pensarlo dos veces, y a sabiendas del horror que significa perder a una mascota, Donald se dispuso a ayudar. De inmediato soltó a Duke y a Milo, y los tres se dieron a la tarea de peinar la zona.
Finalmente, pudieron percatarse de que, a lo lejos, en medio de las aguas congeladas del río Tonawanda Creek, se encontraba el pequeño Jackson.
Clamaba por ayuda, a punto de morir de frío. Había resbalado y caído allí por mero accidente.
Donald tomó su teléfono móvil y rápidamente se comunicó con el número nacional de emergencias. Solicitó ayuda a los rescatistas, pero su corazón comenzaba a latir más fuerte al ver que el perrito no aguantaría demasiado tiempo.
De haber esperado a los voluntarios, quizás la historia hubiese tenido un trágico final para Jackson y su cuidador.
Por lo tanto, en un derroche de valentía y coraje, Donald se lanzó a las aguas en pro de ayudar al perrito, aun a riesgo de su propia vida.
Entró como una quilla rompiendo las frías aguas del río. Experto nadador, con un ágil movimiento logró asir al peludo, quien luchaba por mantenerse. Su experiencia le decía que la marea de ese lugar no era tan alta. Era un asiduo visitante a aquel bucólico lugar.
“Sabía que yo era la única posibilidad para este perrito. Sentí una gran carga de adrenalina, pues sé lo que significa perder a una mascota.
Las aguas eran poco profundas, y eso fue lo que más me ayudó a llegar hasta él”, declaró Donald.
Sin embargo, su enorme muestra de coraje no ha quedado en duda, convirtiéndose en un ejemplo de empatía sin límites a imitar.
Por fortuna para Jackson y su papá humano, el cachorro fue rescatado por un héroe, quien se encontraba disfrutando del paisaje en el momento y sitio indicados.
La escena, que pareciera salida de una película de acción, pudo ser captada en impresionantes imágenes por Samantha Eve quien, fue testigo de tal acto de heroísmo.
Las fotos tomadas, fueron publicadas en el grupo de Facebook Friends of Ellicott Island Bark Park.
Por su parte, el responsable de Jackson está feliz y muy agradecido con Donald. Llevó a su amado perro a una evaluación médica. Por suerte, los veterinarios lo encontraron bien de salud. Solo está un poco asustado, pero todo terminó de la mejor manera.
Donald, Duke y Milo nunca olvidarán el día en que gracias a ellos volvimos a tener fe en la humanidad.