Esta es una historia de esfuerzo, perseverancia y logros. Se trata de la hazaña de un niño de seis años que se propuso una meta y la cumplió, no sólo enorgulleciendo a toda su familia sino también llevándose la satisfacción de haber alcanzado aquello que tanto anhelaba. Aunque detrás hay un esfuerzo al que tuvo que ser sometido el pequeño y que no es apropiado para su edad.
El pequeño Ibrahim Lyanov de tan sólo seis años realizó más de 4.000 mil flexiones de brazos (también conocidas como «lagartijas») seguidas y rompió un nuevo récord en Rusia, según informó la agencia Carters.
Gracias a su hazaña se ganó un nuevo hogar para toda su familia. Es un departamento que está ubicado en la ciudad rusa de Magas.
Cabe mencionar que Magas es la capital de la República de Ingusetia de la Federación Rusa, es una de las ciudades más jóvenes de ese país, si bien fue fundada en 1994, recién en el 2000 obtuvo el título de ciudad. Es la más pequeña de Rusia, en cuanto a población.
El niño ruso participó del desafío de superar las 3.720 flexiones de brazos y rompió el récord al lograr hacer el ejercicio 4.445 veces. Una habilidad que le permitió ingresar al Libro de los Récords en Rusia y hacer historia.
Sus seres queridos están acostumbrados a que el pequeño Ibrahim los sorprenda con estas rarezas. El niño entrenó duro para lograr este reconocimiento.
Pero sus profundas ganas por superar este difícil reto y el apoyo y aliento de sus padres le dieron las fuerzas necesarias para someterse a un entrenamiento de adultos. De esta manera durante un tiempo trabajó para ponerse en forma y se enfocó en practicar el método adecuado de acondicionar su cuerpo para así aguantar lo máximo posible.
Y no sólo eso, Ibrahim era consciente que no sólo tenía que aguantar sino también debía hacer el ejercicio correctamente desde el primer minuto y durante las dos horas que le llevó las cuatro mil flexiones, teniendo en cuenta lo complicadas que son de hacer.
Era muy necesario que pudiese desarrollar suficiente fuerza en sus bracitos.
Esta hazaña fue controlada por un jurado y grabada por sus padres, quienes al poco tiempo compartieron el vídeo en Internet y rápidamente se volvió viral.
Así el pequeño Lyanov no sólo se volvió popular en las redes sociales sino también consiguió lo que tanto anhelaba: superar el récord de flexiones en Rusia y, el más importante, conseguir una casa en la que vivir con su familia.
El club deportivo local Chingiz, en el que Ibrahim se había entrenado, consiguió el dinero suficiente para poder adquirir un apartamento de dos habitaciones.