Las autoridades de la Policía de Texas admitieron recientemente que tomaron una «decisión equivocada» al retrasar su ingreso en el aula de la escuela de Uvalde, Texas. Lo que impidió que pudieran salvar a las 21 víctimas que perdieron la vida.
Casi 20 policías esperaron durante 40 minutos en un pasillo afuera del aula donde se atrincheró el joven de 18 años. Incluso cuando los mismos oficiales recibieron llamadas de pánico pidiendo ayuda.
Al respecto, Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, declaró sin tapujos:
«Fue la decisión equivocada. Punto».
«En retrospectiva, donde estoy sentado ahora, por supuesto que no fue la decisión correcta. No hay excusa para eso», señaló.
McCraw sostuvo en una rueda de prensa que el jefe de la Policía al mando del operativo había decidido que la situación no requería de ningún t1rador activo, por lo que no hicieron ningún esfuerzo por ingresar.
La gran demora en la respuesta, además plantea la pregunta de por qué el at4cante permaneció cerca de una hora y media ejecutando libremente su plan, antes de que fueran efectivos de la Patrulla Fronteriza quienes lo abatieran, y no policías locales.
«Pensaron que ningún niño estaba en riesgo en ese momento y que había tiempo para obtener las llaves del aula del conserje de la escuela», dijo McCraw.
«Si pensara que ayuda, me disculparía».
Cuando cobraron la vida del adolescente, la Policía encontró hasta 1.657 cartuchos en su poder. Después confirmaron que había advertido de sus planes en unos grupos privados en sus redes sociales.
Aunque McCraw señaló al jefe de la Policía a mando como el culpable del retraso en la respuesta del operativo, sin decir su nombre, este sábado varios medios locales finalmente lo identificaron como Pete Arredondo, quien es el jefe de Policía del Distrito Escolar de Uvalde.
Así se ha podido saber qué miembro de la Policía fue el responsable de tan imperdonable error
McCraw aclaró que después de que los oficiales hubieran oído lo que sucedía dentro del aula, Arredondo asumió que dentro del salón solo quedaba el agres0ry que ya no quedaba nadie con vida.
“Consideró que había tiempo y que ya no había más niños en peligro. Obviamente, sí que los había y el atacante seguía activo», enfatizó.
Claramente, fue una interpretación absolutamente errónea, que lo llevó a cambiar el protocolo de “at4cante activo” a “sospechoso atrincherado”.
Fue en ese momento cuando prefirió obtener la llave del conserje a que llegara un equipo de refuerzo, y así evitar entrar a la fuerza yexponer a sus agentes al agres0r.
Los 19 niños y las 2 maestras se encontraban todos en la misma aula a la que entró el sujeto. Una hora y media después, cuando finalmente entraron los agentes, todavía había niños con vida. Fue sin duda una lamentable tragedia que se pudo haber evitado.
Tras salir a la luz esa pésima gestión policial, evidentemente decenas de familias reaccionaron enfurecidas.
“Espero que pierdan su licencia”, “No puedo ni imaginarme a esos niños encerrados en esa habitación, sabiendo que había policías ahí fuera. Es asqueroso”, “Solo siento ira. Me hace querer dejar mi trabajo y convertirme en agente de policía, para hacer las cosas mejor. Juraron proteger a nuestra comunidad”, fueron algunas de las críticas.
La abuela de Amerie Jo Garza incluso aseguró que unos padres estuvieron allí dispuestos a entrar y hasta dar su vida por sus hijos, por cerca de 45 minutos, y no los dejaron.
Ahora se sabe que Arredondo había asistido a un curso sobre cómo reaccionar ante este tipo de incidentes, lo que indigna aún más a los expertos.
Cedric Alexander, experto en sistemas de seguridad, sostiene que debieron haber derribado muros, puertas y lo que fuera con tal de salvar la vida de las víctimas, que son las que deben prevalecer antes que las vidas de los oficiales.
«Si ellos no son capaces de enfrentarse al atacante, entonces no deberían ser policías», señaló.
El Departamento de Justicia, por su parte, prometió una investigación independiente para señalar al o los responsables de la terrible negligencia en esta tragedia.
Prometieron proveer un recuento de las acciones y respuestas de los cuerpos de seguridad de ese día para prepararse y responder en otros eventos similares con un t1rador activo.
La tragedia también ha tenido tantos efectos devastadores en los niños sobrevivientes y sus familias, que ahora las autoridades se plantean en demoler la Escuela Primaria Robb, tal como en otros sucesos parecidos lo han hecho.
«En muchos casos, estas escuelas se cierran o se renuevan completamente en un intento por disminuir los recuerdos traumáticos en los que se convirtieron para los miembros de la comunidad», explicaron.
El mismo presidente Biden en su visita este sábado le habría asegurado al senador Gutiérre que demolerán la escuela y construirán una nueva.
Gutiérrez señaló que hay un proceso de subvención federal para que las escuelas puedan demolerse después de sufrir algo así. «¿En qué clase de mundo vivimos que se creó una legislación para demoler estas escuelas? El solo hecho que exista es deprimente», concluyó.
Las declaraciones de McCraw definitivamente dejan sin aliento a más de uno. Son muchos los interrogantes en torno al error de la Policía que solo el tiempo y la justicia será capaz de responder. Esperamos que ni un niño más tenga que pagar con su vida las fallas de un sistema negligente que debe remediarse ya.