Todos los asientos de una sala de espera en el hospital de Hegang, una ciudad en la provincia Heilongjiang, en China estaban ocupados cuando una paciente embarazada visiblemente cansada necesitaba sentarse. Tras horas esperando por recibir atención médica, se sintió débil, ni siquiera podía sostener sus piernas y tuvo temor de caerse.
A pesar de su condición, nadie estaba dispuesto a cederle su asiento, los presentes se mantuvieron indiferentes a la situación de la mujer embarazada que merecía tener un descanso por su bienestar y el de su bebé.
Lamentablemente, la prioridad de ofrecerle el asiento que por derecho le corresponde a nadie le importó. Este comportamiento se atribuye a la falta de empatía, o quizás a que alguno estaba completamente distraído con los ojos puestos en la pantalla de su teléfono móvil.
Su esposo, que estaba acompañándola, se convirtió en una silla para que ella pudiera apoyarse y descansar durante la espera.
Uno de los testigos de lo ocurrido, grabó las escenas con su teléfono móvil y fueron compartidas por la Policía de Hegang.
Desde entonces, han surgido miles de reacciones en las redes sociales respecto al comportamiento de quienes se negaron a ofrecerle la silla a la paciente embarazada.
La mayoría de los usuarios expresó su indignación contra quienes no se levantaron de su asiento desprendiéndose de su comodidad para ofrecerla a aquella mujer que lidiaba con las molestias del embarazo.
Se pudo conocer que presentaba malestar y que esperaba ser atendida en la consulta médica junto a su esposo.
Cuando la mujer sintió que sus piernas flaqueaban era imperativo que se sentara, así que su esposo se puso de rodillas en el suelo para ofrecerle su espalda como un asiento.
El gesto del hombre que se convirtió en una “silla humana” recibió una ola de comentarios positivos en las redes.
El vídeo no tardó en hacerse viral, recorre el mundo y ha servido para crear consciencia sobre la indiferencia de mucha gente ante la necesidad y el dolor del otro.
Incluso, en algunos casos, hay quienes tienen una discapacidad invisible que no es perceptible por la gente, pero los hace necesitar atenciones preferenciales, como, por ejemplo, un asiento en el transporte público o una sala de espera.
En cualquier lugar debe haber sitios preferenciales para mujeres embarazadas, personales mayores, enfermas o con discapacidad y estos deben permanecer libres para cuando quienes tienen derecho de usarlos los necesiten.
En caso contrario, se supone que los ciudadanos estarán atentos para ofrecer su apoyo dándole prioridad a quien requiere permanecer sentado. Comparte este vídeo que ha dado tanto de qué hablar.