Una pareja de, de Sheffield, South Yorkshire está devastada al descubrir la razón de la sonrisa torcida de su hijo de 3 años. Wesley Lacey, de 28 años, y Rebecca Oldham, de 29, notaron que su hijo, Jack Lacey, estaba sonriendo de lado pero jamás imaginaron que el pequeño sería diagnosticado con un tumor y sus meses de vida estarían contados.
Wesley y Rebeca notaron que Jack había comenzado a sonreír con sus labios ligeramente inclinados hacia un lado, pero no prestaron mayor atención al asunto. No obstante, la alarma se encendió en el momento de descubrir que el pequeño iba cambiando sus hábitos.
Jack comenzó a caminar con sus manos hacia adelante, como intentando tener una estabilidad. Además, despertaba en la noche entre gritos y había desarrollado una especie de tic nervioso en su ojo. Ante estos comportamientos, los padres decidieron llevar a Jack al pediatra para un chequeo.
En la consulta, el especialista revisó al niño y tras un chequeo y una tomografía computarizada se determinó que Jack tiene un glioma pontino intrínseco difuso (DIPG), un tumor cerebral agresivo. Ahora, el tiempo de vida del pequeño ha quedado reducido a un estimado de entre 6 y 12 meses.
“Estamos rotos. Esta noticia ha sido el momento más oscuro de nuestras vidas, ni siquiera puedo empezar a pensar en que él no esté allí”, dijo el Sr. Lacey.
Wesley y Rebeca no podían sospechar que algo tan grave estuviese ocurriendo con su pequeño hijo. En la historia familiar de la pareja no existe ningún caso de tumor cerebral; además, los síntomas notorios aparecieron en el pequeño durante un lapso de cuatro semanas. De este modo no podían pensar que la vida del niño estuviese terriblemente comprometida.
Según los especialistas del Hospital Infantil de Sheffield, el tumor de Jack tiende a crecer de forma acelerada y sus posibilidades de tratamiento son limitadas. Aparentemente, el tumor ha estado allí por meses sin haber mostrado ningún tipo de síntoma, lo que había postergado el diagnóstico.
Jack ha comenzado a recibir su tratamiento para controlar sus dolores. Debido al avanzado estado de su tumor, la familia se prepara para despedirlo y están intentando hacer de los últimos meses los mejores para el pequeño, quien ha regresado a casa junto a sus padres y a su hermana Charlotte. Tristemente, el panorama no se ha hecho sencillo pues la medicación ha actuado en el humor de Jack.
«Siempre había sido un niño amoroso, pero ahora hay momentos en los que está absolutamente descontrolado, con gritos e insultos por los medicamentos que le han administrado. Los esteroides lo han vuelto agresivo”, comento el padre.
La situación de esta familia es realmente triste, pero la pareja intenta sobreponerse al pensamiento de la posible pérdida y quieren planificar unas vacaciones con Jack y Charlotte para disfrutar del pequeño en vida. También tienen contemplado adoptar a un perrito, pues tener una mascota es uno de los deseos del niño. El pequeño ya decidió que su amigo se llamaría Waffle.
Otros de los planes que desean realizar a corto plazo es ir con Jack al cine, pues el niño aún no ha vivido esta experiencia. Los padres, sólo esperan que el chico se encuentre con más energías para poder salir en familia. La familia Lacey creó una campaña para recaudar fondos para las vacaciones de Jack y para su acto fúnebre, cuando llegue el triste momento.
Desafortunadamente el tumor de Jack fue descubierto muy tarde pero deseamos que sus días en este mundo sean realmente felices. No te vayas sin compartir esta nota, el caso de este pequeño puede alertar sobre algunos síntomas a otros padres.