Cuando Jacqueline Rodríguez nació los doctores les dijeron a sus padres Evelyn Belén y Paul Rodríguez que no viviría ni siquiera hasta el primer año.
Sus padres decidieron continuar con el embarazo a pesar de que los médicos les recomendaron interrumpirlo, y jamás se arrepentirán de respetar el derecho a la vida de su pequeña que ha vencido todas las dificultades.
A pesar del pronóstico devastador, ellos recibieron con mucha ilusión a su pequeña en medio de las dificultades que surgían de su condición.
Jaqueline nació con malformaciones linfáticas, una extraña infección que produce tumores faciales en sus mejillas, en su lengua y también en su pecho.
Cuando tenía tres días de nacida la sometieron a una cirugía para extraer dos tumores de su garganta que eran del tamaño de una pelota de golf.
Sus padres procuraban no exhibirla en público por temor al rechazo de la gente que miraría con asombro y desprecio la apariencia de la pequeña.
“Yo era la que odiaba sacarla en público porque no me agradaba que toda la gente alrededor la mirara fijamente. Fue mi hijo mayor el que me dijo que: ‘Mamá, no le molesta tanto como crees’ y me hizo reaccionar”, comentó Evelyn.
Jacqueline es muy valiente, a ella no le importaba el rechazo de la gente. Sabía disfrutar los regalos de la vida y disfrutaba su tiempo jugando tenis y aprendiendo a tocar la guitarra. Sueña con ser enfermera y estudiar en la Universidad de Stanford.
Ella no puede hablar, se comunica a través de un iPad, tampoco puede ingerir alimentos con normalidad pero no se ha rendido ante ningún obstáculo y actualmente tiene 16 años superando con creces la expectativa de vida que pronosticaron los médicos.
Aunque tenía que enfrentarse a la crueldad de algunas personas que lamentablemente no sabían reconocer que lo que verdaderamente le da valor a un ser humano no tiene que ver con su condición ni con su apariencia física.
“La gente normalmente me mira y me señala mucho. La gente me dice cosas malas. Me hace sentir triste porque no me conocen lo suficiente como para decir cosas negativas.
Soy un ser humano normal. Me gusta tocar mi guitarra y jugar tenis. Tengo problemas de salud como todos los demás”.
Anna Belle y Joshua, son los hermanos mayores de Jacqueline, los dos expresaron la admiración y el amor que sienten por ella.
“Jacky es un buen ejemplo de cómo deberíamos ser todos. A ella no le importa lo que piense alguien y si ve algo que quiere hacer, no puede decirle que no”, dijo Anna Belle.
Evelyn también describió las virtudes de su hija: “Ella es la persona más increíble que he conocido.
Encontrar tantos obstáculos y aún tener confianza y perseverancia es admirable, estamos muy orgullosos”.
La historia de esta joven nos llega al corazón, ella nació con una misión especial y las inspiradoras lecciones que nos da merecen ser compartidas con todos.