Javari es un pequeño habitante de Eatonville, en Florida. Vive junto a Schancy Armstrong, su madre, y Terren, Nate y Ayanna, sus hermanos. Cuando menos lo imaginaba, la buena acción de unas nobles personas lo hizo estar más cerca de su más preciado sueño: ser ingeniero.
Este pequeño, que sorprende por su empeño y determinación, tiene actualmente unas vacaciones de verano muy distintas a las del resto de los niños en Estados Unidos. El chico ha tenido que invertir su tiempo libre en trabajar lavando autos, pues es la única forma que tiene de comprar el material escolar y la ropa que necesita.
El chico, que ha estado ofreciendo sus servicios como lava autos a todos los vecinos de su comunidad, pasó un día por la casa de Jessica Detrick y Jonathan Haltam e hizo lo mismo de siempre: se ofreció a dejar su automóvil impecable a cambio de 20 dólares.
La mujer, que siempre ha sentido una enorme debilidad por los pequeños, aceptó el trato, pero no pudo evitar la curiosidad y quiso saber qué motivaba al chico a hacer ese tipo de labores, así que le preguntó para qué necesitaba el dinero.
Cuando Javari le contó a ella y a su esposo cuáles eran sus intenciones y le habló de la situación económica que tenían en casa, a ambos adultos se les rompió el corazón y comenzaron a planear la forma de ayudar al chico y a su familia.
Jessica le contó a su jefe, John Proechel, acerca de la historia del pequeño Javari y él también quiso colaborar, así pues llegó a un acuerdo con su empleada para donar a la causa del chico 100 dólares, dinero que además estaría acompañado de otras sorpresas.
El niño sueña con ser ingeniero, así que le había contado a Jessica y a su esposo lo mucho que quería una calculadora científica, además de unos zapatos deportivos para correr. Cuando la pareja tuvo lista su gran sorpresa, fueron a casa de Javari, que no sospechaba nada.
Jessica decidió hacer un vídeo del momento: podemos ver a Jonathan entregar al niño una mochila, cuadernos, lápices y lo mejor de todo: una calculadora y los zapatos deportivos que tanto ansiaba.
El video, en el que Javari no deja de sonreír, se hizo viral y numerosas personas de la comunidad quisieron hacer su aporte para ayudar al niño y a su familia. Fueron tantos los interesados en poner su granito de arena a esta buena obra que las tallas de los cuatro niños forman parte de la descripción de la publicación.
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