La responsabilidad de trabajar en la formación de niños y jóvenes representa un gran compromiso por eso los maestros de escuela deben tratar siempre de dar lo mejor. Y aunque no sea lo que muchos piensan, no solo los maestros amorosos y comprensivos logran ganarse el corazón de sus alumnos; en algunos casos, un poco de rigor mantiene la clase en orden y crea mucho respeto hacia el maestro.
Para los alumnos de Escuela Secundaria St. Francis en California las clases impartidas por un profesor bastante estricto los hacen mantener la clase en orden y obediencia.
Cuando el veterano de Vietnam entra al salón todos se intimidan debido a su dura personalidad, con seguridad es la clase más ordenada de secundaria.
El veterano de Vietnam Jim O’Connor mantiene su clase de 22 estudiantes adolescentes bastante alerta, nadie se distrae ni dice tonterías, los jóvenes lo respetan y quizás le temen un poco debido a su gran disciplina y carácter a la hora de enseñar.
Sin embargo, siempre dicen que todos los que parecen ser muy duros por fuera en realidad son muy nobles y blandos por dentro. Nunca hay que dejarse llevar por las apariencias y esto lo descubrió uno de sus alumnos cuando se dirigió al hospital infantil de Los Ángeles.
El joven estudiante se dirigió al hospital infantil de Los Ángeles con el propósito de donar sangre, cuando una enfermera descubrió a qué escuela pertenecía casi inmediatamente le dijo que de seguro conocía a Jim O’Connor.
La enfermera lo describía como alguien maravilloso y el joven quedó sorprendido pues cuando pensaba en su maestro tan estricto no lo asociaba precisamente con alguien maravilloso; sin embargo, pronto descubriría la verdad detrás del maestro Jim O’Connor.
Cuando el joven miró la placa de mayores donadores del hospital descubrió el nombre de su maestro quien había donado 72 galones de sangre a lo largo de los años, esto dejó al joven sin palabras, pero no era el único secreto de este hombre.
Para este estudiante la imagen de ese profesor frío y duro que incluso no tenía ni familia ni esposa cambió completamente, el veterano Jim O’Connor no solo era donador de sangre, el hombre también asistía 3 veces por semana para cuidar a los bebés enfermos en el hospital.
Según los trabajadores del hospital el hombre era muy amoroso con los bebés, decían que se calmaban apenas lo tenían cerca, que los niños adoraban estar a su lado, ¡en definitiva este hombre no era lo que parecía!
A pesar de que el profesor O’Connor había mantenido en secreto su increíble y bondadosa personalidad, así como sus buenas acciones, no pasó mucho tiempo para que todos en la escuela se enteraran del gran corazón que tenía este hombre.
No obstante, esto no hizo que la clase lo respetara menos, sino todo lo contrario y ya no lo hacen por temor, ahora lo respetan mucho más debido a su amabilidad y gran corazón, todos sus alumnos desean convertirse en hombres como él.
Fue así como la imagen de hombre severo que tenían sus estudiantes sobre él cambió por completo.
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