Para muchos jóvenes, emprender una vida lejos de sus padres y tener casa propia, puede suponer algo que han soñado desde chicos. Sin embargo, a la hora de la verdad, no son pocos los obstáculos a los que deben enfrentarse a costa de conseguir su anhelada independencia.
Y entre ellos está el tema de la vivienda. Si son ellos los que deben financiarse todo, ciertamente encontrar un lugar cómodo y que a la vez se adapte a su ajustado presupuesto, puede ser una verdadera tarea de titanes.
Y por más que opten por buscar incluso una pequeña habitación, los precios de los alquileres suelen llegar por los cielos.
Es la difícil situación por la que estaba atravesando Joel Weber, un joven universitario de Texas, Estados Unidos. Tras pasar durante meses buscando un lugar en el que poder vivir que se ajustara a su reducido presupuesto, tuvo la más brillante de las ideas.
Se dijo a sí mismo que no conseguir la casa al precio que buscaba no podía ser obstáculo para seguir con sus estudios. Así que decidió ponerse manos a la obra, con un poco de ingenio y sobre todo con un gran optimismo, decidió construir su propio hogar.
En su propia escuela descubrió un material de construcción que lo habían desechado y fue entonces cuando decidió que esa sería la base para su nueva casa.
Fabricó la base de lo que sería una pequeña casa rodante de 14 m²… ¡Y la envidia de muchos!
Joel tuvo que destinar todos sus ahorros para el proyecto que se iba gestando en su mente conforme iba tomando forma.
Finalmente, invirtió UN AÑO de arduo trabajo, que lo compaginaba con sus estudios; y la suma de 15 mil dólares para tener su casa propia.
El joven hizo cálculos y pensó que invertir 15 mil dólares una sola vez para una vivienda de por vida era mucho mejor que todos los meses destinar una cantidad menor a un alquiler, cuyo desembolso sería como lanzarlo a la basura. «A la final no tienes nada tuyo», dijo.
Cuando sus amigos vieron la estructura por fuera, no entendían cómo había decidido invertir todos sus ahorros en algo tan básico para vivir…
¡Hasta que entraron y se quedaron totalmente helados!
Con acabados rústicos y llena de acogedores detalles, Joel se encargó de darle a su casita un ambiente hogareño. ¡Es increíble!
Ciertamente, 14 metros cuadrados es un espacio mínimo, pero Joel pensó cada milímetro y aprovechó al máximo cada rincón.
Las escaleras sirven además para guardar cosas ¡Es una idea maravillosa!
Pronto el proyecto de Joel se dio a conocer por todas partes, y ya que no contaba con todo el dinero al momento, fue construyendo de a poco. Muchos se solidarizaron con su genial idea e incluso le regalaron parte de la madera que utilizó.
Además del gran ímpetu de este joven, muchos han alabado su buen gusto para la decoración. Incluso el baño tiene todo lo necesario, con una mezcla de grifería moderna y madera tratada, que le da un encanto particular.
¿Te habrías imaginado una casa de 2 pisos en 14 metros cuadrados?
Pues al joven el espacio le alcanzó para un segundo piso, donde ubicó su habitación: una cama con su cómodo edredón, una ventana por la que entra el sol de la mañana, una mesa de noche… Y hasta un cuadro decorativo. ¿Para qué más?
Y ni qué decir de la cocina, el espacio necesario para preparar los platos favoritos y calmar el hambre típica de la época estudiantil.
Nada como prepararse un buen café para las noches de estudio…
Y por si fuera poco, la casita es rodante. Tan útil para huir de los días insoportables del verano, como de las heladas noches del invierno, e ir en busca de otros parajes de ensueño.
Definitivamente, no hay obstáculos que no puedan ser superados cuando hay espíritu de lucha y persistencia en alcanzar los sueños. Y Joel es prueba de ello.
Comparte las increíbles imágenes de la hermosa casita de Joel por dentro, seguro habrá más de uno de tus amigos que necesita una casa así.