En 1998 un hombre de Filadelfia, John Miller, quedó tras las rejas por un crimen que nunca cometió. Se le acusó como un sospechoso por acabar con la vida de Anthony Mullen, el hombre que trabajaba en el estacionamiento de una estación de ferrocarril.
Miller nunca comprendió cómo había sido involucrado en un suceso que nunca presenció.
Mullen perdió la vida al resistirse a un robo a mano armada.
Durante el juicio nunca encontraron ninguna evidencia física para demostrar que él realmente estuviera involucrado. Sin embargo, un testigo llamado David Williams reiteró en constantes ocasiones que estaba completamente seguro de que Miller era el culpable.
La vida de John y su familia cambió para siempre, pero no podían imaginar que lograrían conseguir justicia y demostrar la verdad nada menos que 21 años después.
Todavía no se ha revelado qué sucederá con el verdadero culpable tras haber confesado.
En el 2002 la madre de Miller recibió una carta escrita por Williams, en donde el testigo crucial del caso le admitía que todo había sido mentira y que él sabía perfectamente sobre la inocencia de su hijo.
“No puedo vivir con esto en mi consciencia. Tu hijo no tenía nada que ver con esto. Nunca estuvo allí. Yo mentí”.
Durante todo este tiempo, los abogados de Miller intentaron hacer 10 apelaciones. Sin embargo, se les negó en todas las ocasiones ya que aseguraban que no contaban con evidencias suficientes para volver a abrir el caso.
Por fortuna, los miembros del Proyecto Inocentes de Pennsylvania decidieron darle una mano y lograron que un jurado se dispusiera a estudiar con detenimiento la carta y todo el juicio en el que Miller había sido condenado.
“Williams ha confesado que fue el culpable de lo que le sucedió a Anthony Mullen”.
Finalmente, tras cumplir con 21 años de condena por algo que nunca hizo, John ha logrado volver a casa con su familia. Pasó dos décadas de su vida privado de libertad pero se encuentra con la mejor actitud posible y sin guardar rencor a Williams ni al jurado que lo condenó.
Simplemente se encuentra feliz y abrazando esta oportunidad para recomenzar su vida.
“Estoy muy emocionado. Después de 21 años finalmente me han escuchado. Mi inocencia se comprobó y podré volver con mi familia”.
Celebramos este merecido acto de justicia y esperemos que Miller pueda abrazar a sus seres queridos para comenzar a recuperar todo el tiempo perdido.
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