Es indiscutible que la pandemia ha generado una serie de cambios en nuestra «nueva normalidad». Y mucho tiene que ver en nuestros hábitos de consumo y actividades diarias, siendo más frecuentes los pedidos de comida a domicilio.
Es por eso que abundan en las calles jóvenes empleados eventuales que consiguen el trabajo de repartidores «delivery» para paliar un poco la crisis. Aunque eso no les libra de la inclemencia del clima, al transportarse en bicicleta o moto, ni mucho menos de la inseguridad que se vive en muchos países, como Argentina.
Le robaron su única fuente de ingresos
Es el drama que vivió un joven repartidor de la empresa Rappi, en la ciudad de Rosario, cuando al disponerse a entregar su pedido, en cuestión de segundos le robaron su único instrumento de trabajo: su bicicleta.
Pero ya decían que el coronavirus no nos dejaría igual y que si algo bueno habríamos aprendido sería la solidaridad con el más necesitado.
Así que la frustración y la desolación que sintió el joven no dejó indiferente a ninguno de los vecinos de las calles Pellegrini y Ayacucho, donde tuvo lugar el incidente. Y mucho menos a una mujer llamada Gisela, quien no dudó en hacer algo por resolver el problema del repartidor.
El gesto de la mujer quedó recogido en un video enternecedor que grabó uno de los vecinos y que ha recorrido el mundo entero:
«Hay gente buena, máquina, es así», se oye decir al vecino que graba.
Las escenas no tardaron en trascender a las redes sociales y convertirse en virales, después de que la mujer decidiera regalarle su propia bicicleta al joven para que pudiera seguir trabajando.
Al fin y al cabo, ella podría comprarse otra y en esos momentos no la estaba usando, así que definitivamente fue un acto instintivo que le dictó su corazón.
«No podía hacer menos», dijo la joven en declaraciones a los medios.
«Bronca, impotencia por el robo, uno más de tantos, pero ¡un gesto que emociona!», dijo una periodista sobre el video que ha dado tanto de qué hablar en las redes.
Gisela, la mujer que con un simple acto hizo la diferencia
Gisela comentó que en realidad el joven ni siquiera iba a entregar el pedido en su casa, sino dos casas más adelante. Pero al ver su situación no pudo desentenderse.
«Cuando escuchamos un grito, todos bajamos, tratamos de ayudarlo. Él estaba reangustiado, y en ese momento me salió decirle: Mira, yo tengo esta bici acá, que por cuestiones de inseguridad no la estoy usando y se emocionó», agrega la mujer.
Pero ella no quiere convertirse en la heroína de la historia. «En realidad me alegra la empatía que tuvieron todos, yo pude colaborar con eso porque se dio, pero yo destaco la generosidad de muchos: corrieron a buscar su bici, vecinos que bajaron a ver en qué podían ayudar, otros llamaron a la Policía, otros se aseguraron de que estuviera bien. Me siento feliz de que todavía exista gente solidaria», concluye.
Ni el virus mortal fue obstáculo para que mujer y repartidor se fundieran en un abrazo que conmueve
Nos encantan que sean estas las noticias que se hagan virales porque definitivamente nos demuestran que no todo está perdido. Qué distinto fuera el mundo si nos encontráramos a nuestro lado con gente tan empática y maravillosa como la de esta historia. ¡Compártelo!