Los profesores y maestros son unos verdaderos héroes del día a día que suelen pasar desapercibidos. Trabajan durante muchas horasmás de lo que indica su contrato y dan lo mejor de sí para preparar a quienes serán el futuro de nuestra sociedad.
Sin embargo, una jornada de trabajo puede ser demasiado agotadora y si no reciben apoyo de los padres en la formación de las más jóvenes, es un trabajo que se puede convertir en una verdadera pesadilla.
“Ya he tenido más que suficiente con la falta de respeto que sienten por el personal de la escuela y por las buenas he decidido poner el límite. No puedo tolerar este comportamiento”.
Julie Marburger es una profesora de sexto grado que trabaja en una escuela de Texas. Se formó durante muchos años para trabajar como profesora ya que estaba segura de que era su verdadera vocación. Ahora, con un par de años de experiencia, comprendió la vida tan injusta e indignante que suelen enfrentar los profesores.
“Los padres se han vuelto muy irrespetuosos y sus hijos son peores. Hoy un padre se molestó porque lo hice responsable del comportamiento de su hijo y además me lo dijo de una manera muy grosera delante del niño”.
Un día sintió que simplemente ya no daba para más. Los chicos mostraban una apatía total por el contenido de las clases. La mayoría no se preocupaba en lo más mínimo por realizar sus deberes y cuando se veía obligada a dar una mala calificación no hacía más que pasar malos ratos por las constantes quejas de los representantes y la administración de la Escuela. Por si fuera poco, los niños tampoco sienten ninguna clase de respeto por los bienes del colegio.
Julie trabajaba en la escuela de Cedar Creek.
A pesar de que Julie no cuenta con un salario justo por todas sus horas de trabajo, suele disponer gran parte de su dinero para poder comprar materiales y hacer mucho más amena la experiencia educativa. Lamentablemente, esto tampoco fue valorado por los chicos.
“Tengan en consideración que todos estos materiales que dañaron los he comprado yo misma porque no cuento con un presupuesto para dar clases”.
Las cosas han llegado tan lejos que Julie decidió renunciar a su trabajo. Ahora se encuentra esperando que finalice el año escolar para poder buscar un trabajo en donde su labor sea mucho más valorada y reciba un trato justo. Al finalizar el post dio un consejo a los padres de todo el mundo.
“Tienen que dejar de mimar tanto a sus hijos. No es justo para sociedad y tampoco es justo para ellos aprender que ese comportamiento es adecuado. No los ayudará a tener una vida exitosa”.
Muchas personas se sintieron identificadas con la dura experiencia de Julie. Profesoras de todo el mundo comentaron lo difícil que era llegar cada día con lágrimas en los ojos tras una agotadora y nada valorada jornada de trabajo.
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