Las intuiciones de una madre a veces pueden ser más precisas y certeras que cualquier otra cosa. De este modo lo ha demostrado una mujer de Queensland, Australia, quien gracias a su insistencia salvó la vida de su hijo después de que los médicos consideraban sus síntomas como un simple resfriado.
Julie Ryan tiene un niño de 7 meses de nombre Jayden, quien vio quebrantada su salud y tras un chequeo con el médico de la familia fue diagnosticado con una afección viral.
Con los días, esta madre vio cómo empeoraba la salud del pequeño y decidió llamar al 13SICK ,un servicio australiano donde los médicos pueden hacer visitas fuera del horario o en el hogar. En ese momento le aseguraron que el niño tenía bronquitis, una infección respiratoria común.
A pesar del segundo diagnóstico, Julie no parecía convencida de que fuese eso lo que le estaba ocurriendo a su hijo. Esa misma noche, los padres tuvieron que llamar a una ambulancia pero el niño no fue trasladado hasta el hospital, sino que fue atendido por los paramédicos. Al día siguiente, Julie y su esposo llevaron a Jayden a un hospital privado. Sin embargo, una vez más los especialistas no parecían notar mayor complicación en la salud del niño.
Finalmente, una radiografía de tórax reveló algo más que un simple virus. El pulmón de Jayden estaba «un poco obstruido» y de inmediato fue trasladado al Hospital de Niños de Queensland, donde lo entubaron y recibió apoyo vital.
El niño no sólo había desarrollado una neumonía e influenza sino que también tenía meningitis, lo cual estaba provocando que su cerebro se inflamara.
Para esta madre fue desgarrador el momento en que los médicos le dijeron que su hijo estaba muy enfermo. En ese instante comprobó que su instinto no había fallado. Jayden fue puesto en cuidados intensivos, su pulmón estaba gravemente infectado y de él le drenaron 200 mg de pus.
Después de una semana en UCI, el niño fue pasado a una habitación antes de ser dado de alta. Ante este hecho, la madre no pudo evitar los malos pensamientos acerca de qué le hubiese ocurrido al pequeño si ella se hubiese quedado tranquila con el primer diagnóstico.
«Estoy tan aliviada que confié en mi instinto y vi a otro médico después de que sentí que mi hijo empeoraba. Tengo mucha suerte de haber actuado cuando lo hice», señaló Julie.
Esta madre quiso dar a conocer su historia para advertir a otras mujeres, pues los niños no necesitan presentar fiebre para estar realmente enfermos. Lo que según cuatro especialistas era un simple virus y moqueo, resultó ser algo bastante grave que llevó al niño hasta la unidad de cuidados intensivos.
Por esa razón Julie insta a todos los padres a confiar siempre en su corazón, muchas veces esto puede resultar más certero que el diagnóstico de algunos médicos.
Cualquier síntoma por minúsculo que parezca debe encender la alerta de los padres. Comparte la historia de Julia y Jayden y advierte a tus amigos sobre la importancia de actuar a tiempo y prevenir complicaciones.