La vida da vueltas sorprendentes en un abrir y cerrar de ojos, y a veces, no sabemos cómo actuar ante estos cambios, pero con optimismo y seguridad en uno mismo, podemos hacer que estén a nuestro favor. La historia de Katie Hess es una muestra de esto.
Cuando Hess tenía 24 años, su vida era como la de cualquier otra chica, sus aspiraciones laborales se estaban cumpliendo, su familia y su casa eran ideales, y tenía un novio que se convertiría en su esposo. Su vida no podía estar mejor hasta que una noche, en medio de la soledad de su habitación, descubrió algo que puede ser horrible para muchas personas.
Un día, Katie se quitó su sujetador, y cuando tocó sus senos para aliviar el dolor que suele dejar el sujetador tras varias horas usándolo, ella sintió un bulto extraño. La joven se asustó y llamó a su novio, Adam, quien se encontraba en otra ciudad con sus amigos por un concierto. Él la calmó, le dijo que no debía preocuparse antes de tiempo, que en la mañana llamarían a un médico y conseguirían una cita para saber qué era ese bulto.
En la mañana siguiente, Hess fue a su ginecólogo que le aseguró que era muy joven para tratarse de un cáncer, pero la refirió a un cirujano, quién le dio la orden para realizarse una biopsia. Después de unos días, Katie se devastó al conocer los resultados.
Su médico leyó qué había determinado la biopsia, y se trataba de un cáncer muy agresivo que se encontraba en etapa III. Hess confiesa que lloró, pero inmediatamente supo que estaba iniciando una dura batalla y que no se rendiría.
Dentro de este nuevo ambiente de caos que representan las citas con médicos, las visitas a laboratorios, exámenes y pruebas a cada momento, la joven empezó a dudar de su relación con Adam.
Katie pensaba que su relación terminaría en algún momento, porque no sabía si era correcto arrastrar a su amado novio a esta situación. Pero una semana antes de la cirugía, Adam llevó a su novia a una escapada romántica, con cena, película y estadía en un bello hotel, para nada más y nada menos que proponerle matrimonio. ¡Una gran sorpresa y genuina declaración de amor!
El año siguiente, fue muy atareado para Katie, ella trataba de planificar su boda, pero también pasaba por la quimioterapia, radioterapia, múltiples transfusiones sanguíneas y pérdida de cabello.
El 25 de septiembre de 2004, fue la boda de Katie y Adam, justamente un año después de que ella iniciara el tratamiento que había terminado en el verano de ese año. Esta chica enamorada, celebró la vida dejando todo lo malo atrás.
“No podría haber pedido que una mejor persona se quede a mi lado y me ayude a luchar por mi vida”, dice Hess, tan enamorada como siempre de su marido.
Ahora, ella y Adam tienen 14 años de casados, además de tres hermosas hijas fruto del amor que se tienen ambos.Esta historia sin duda demuestra que con apoyo incondicional, nuestra vida se vuelve más sencilla a pesar de los obstáculos.
La historia de esta valiente mujer es inspiradora, nos enseña cómo enfrentar las más duras adversidades, no te vayas sin compartirla.